Madrid - Publicado el - Actualizado
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Rodrigo Lanza, el joven chileno convertido en estrella de la izquierda antisistema, ha ingresado en prisión acusado del asesinato de Víctor Laínez. No se trata de un montaje ni de una medida judicial arbitraria. Se trata simplemente de perseguir el delito y proteger a la sociedad de la violencia de quienes hacen del odio su forma de protagonismo e implicación político-social.
Víctor Laínez fue asesinado porque Rodrigo Lanza le identificó como un enemigo a abatir. Lo de menos son unos tirantes. Lo más importante es que personajes como militan en la violencia como estrategia de acción, y esa estrategia tiene amparo en algunos discursos políticos, eslóganes y medios de comunicación. Cuando Lanza dejó tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona sus correligionarios le exculparon porque era okupa, hacía cine social, militaba en grupos anti-desahucio, y según ellos, luchaba contra la injusticia del sistema.
Nada de todo eso le exime. Lanza está en la cárcel por un crimen del que según los indicios es el único responsable. Ahora les corresponde a partidos políticos y medios de comunicación hacer examen de conciencia y dejar de alimentar el odio y la confrontación.