J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Un mundo libre de armas nucleares

El siglo XXI sigue dando muestras sobradas de que el orden internacional es todavía un escenario conflictivo en el que el poder nuclear sigue siendo una poderosa arma de chantaje.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El final de la Guerra Fría y la caída del muro de Berlín hicieron pensar que la disuasión basada en la carrera armamentística y la amenaza nuclear podrían diluirse definitivamente. Los tratados para la no proliferación de armas nucleares parecían dar frutos y abrir paso a la distensión. Desgraciadamente el siglo XXI sigue dando muestras sobradas de que el orden internacional es todavía un escenario conflictivo en el que el poder nuclear sigue siendo una poderosa arma de chantaje. La Santa Sede ha abordado esta cuestión en un Simposio internacional en el que, junto a otros muchos, se ha escuchado la voz de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaky.

Hay que recordar que la preocupación de la Iglesia por la guerra total y su compromiso contra las armas nucleares viene de lejos. Se trata de un compromiso firme en el que la voz de la Iglesia se ha impuesto al fatalismo de quienes ven en la guerra un modo de solución de los conflictos internacionales. La Santa Sede aboga por el desarme multilateral. El objetivo no solo es posible, sino absolutamente necesario. El testimonio de los supervivientes de la bomba atómica debiera ser suficiente para convencer a quienes siguen creyendo que solo la lógica del miedo y la fuerza militar garantizan la seguridad y el orden. Las Naciones Unidas han declarado que las armas nucleares son un instrumento ilegítimo, los premios nobel de la paz trabajan por el desarme, las iglesias y confesiones religiosas también. Con un empujón más, quizás se pueda conseguir que lo firmado por la ONU pase a ponerse en práctica.

Herrera en COPE

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