Ningún niño es un error

El Papa nos pide que no seamos indiferentes ante las madres con sus hijos o ante aquellas que están esperando un bebe

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En la bendición de las tradicionales figuras del Belén, el Papa Francisco nos ha pedido este domingo que aprendamos a maravillarnos ante el don de la vida. Nos ha recordado que ningún niño es un error y que tenemos la responsabilidad de poner en valor la maternidad hasta el punto de que sea bendecida en todo el mundo.  

Unas palabras así son hoy toda una declaración de principios, profundamente revolucionarias y contraculturales, en un momento histórico en el que la corriente dominante apuesta más bien por la cultura de la muerte e incluso lanza mensajes constantes de que, con lo mal que estamos, traer un niño al mundo es, en realidad, un acto de egoísmo. 

La propaganda al uso es tan insistente, que no podemos dar nada por supuesto. Por eso mismo, como ha dicho el Papa, en lo primero que debemos caer en la cuenta es en que hay una realidad que nos viene dada, que la vida es don, y que ante ese don, debemos maravillarnos. La consecuencia inmediata de ese asombro ha de ser la valentía para dar testimonio con gratitud en el ámbito público. 

Por eso el Papa nos pide que, aunque pueda parecer un pequeño gesto que no lleva a ningún sitio, no seamos indiferentes ante las madres con sus hijos o ante aquellas que están esperando un bebe. 

Son una ocasión privilegiada para que, en primer lugar, nos hagamos la pregunta de si nosotros mismos nos atrevemos a sostener y a defender el valor sagrado de la vida de los pequeños, ya desde su concepción en el seno materno. Y esas madres son una ocasión, por supuesto también, para aprender a admirarnos de su belleza y, en definitiva, para alabar a Dios por el milagro de la vida.