OTAN, diga lo que diga Trump
"Como sea, irse de la OTAN no es fácil. Y abandonar a Europa es comprometer la propia seguridad de Estados Unidos"
Madrid - Publicado el
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Joe Biden deja la Casa Blanca y se despide con un discurso en el que ha reivindicado sus aciertos en política exterior. “Los enemigos de Estados Unidos, ha dicho, son más débiles. América y sus aliados, somos ahora más fuertes”. Ucrania y la OTAN han ocupado una parte central del discurso de despedida de Biden. Putin, a pesar de los horrores de la Guerra, no ha materializado su sueño de llegar a Kiev. De hecho, ha subrayado Biden, “quien se presentó en Kiev fui yo, y no él”. La OTAN, ha añadido el presidente, no solo no se ha debilitado, sino que se ha ampliado con la incorporación de Suecia y Finlandia. Y China, pese a sus ansias expansionistas, no consigue alcanzar la fortaleza económica de Estados Unidos.
No parece que la política exterior de la administración Biden haya sido determinante para el electorado. Pero eso no significa que no sea un asunto de extrema importancia. De hecho, Biden se ha esforzado por explicar la relevancia que para Estados Unidos tiene su permanencia en la OTAN. Para Trump es una mala inversión, y no solo porque detrae fondos de las arcas públicas estadounidenses, sino porque él concibe la política de defensa y las relaciones diplomáticas más desde la unilateralidad que desde la cooperación. Como sea, irse de la OTAN no es fácil. Y abandonar a Europa es comprometer la propia seguridad de Estados Unidos. Otra cosa, con o sin Trump en la Casa Blanca, con amenazas o sin ellas, es que los europeos potencien una política de seguridad y defensa propia. Una tarea que no puede esperar, pero que necesita un liderazgo ahora mismo inexistente.