Perez-Llorca, monumento al recuerdo

La muerte de José Pedro Pérez-Llorca, uno de lo siete ponentes que redactaron la Constitución de 1978, está dando pie al recuerdo de la asombrosa labor desarrollada en los años de la Transición por aquel pequeño grupo de demócratas, empeñados en la reconciliación y en construir el futuro en libertad. Muchos acontecimientos de la actualidad española ofrecen razones para ese recuerdo, muy en especial estos días con el juicio a los autores del golpe separatista que, en esencia, fue un golpe contra la Constitución. Particularmente significativa en este contexto es la decisión tomada por de la ex portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, de abandonar su partido como rechazo a la estrecha relación de Pedro Sánchez con el secesionismo, del que ha dependido su paso por La Moncloa.

Una de las cuestiones afrontadas en la Transición, recordada por el propio Perez-Llorca en recientes artículos, fue la disyuntiva entre reforma y ruptura. Se impuso al final el consenso sobre la reforma democrática, de la ley a la ley, y en ese consenso jugó un papel decisivo la finura diplomática del ministro centrista ahora fallecido, que se ganó en las Cortes Constituyentes el apelativo cariño de “zorro plateado”. Sus méritos personales fueron compartidos por sus compañeros constituyentes que también derrocharon generosidad y altura de miras por encima de intereses partidarios o particulares. Ojalá su memoria se abra paso en medio de la polarización y el frentismo impulsadoa por quienes, en la práctica, impugnan aquel gran éxito que ha marcado nuestra historia reciente.