J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Poner cordura, evitar la confrontación

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con motivo de la festividad de la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, que se ha celebrado este domingo, el Cardenal Omella ha levantado la voz, cordial y sosegada, en medio del despropósito y la tensión sembrada por los dirigentes del denominado procés. El Cardenal ha reconocido que estamos viviendo momentos complejos, pero, al mismo tiempo, ha asegurado que no podemos ni debemos ser agogeros de calamidades. Debemos trabajar todos para poner ternura y misericordia a nuestro alrededor, para evitar la confrontación, la violencia y el desprecio a los demás. Es fácil constatar la cantidad de gente, en particular jóvenes, que viven crispados, tensos y con mucha agresividad en su interior. Pidamos, como ha dicho el Cardenal Omella, cordura, en primer lugar para nosotros y para nuestros dirigentes, para las familias y para los pastores de la Iglesia. Pidamos a la Virgen de la Merced, que significa Misericordia, precisamente eso. Y trabajemos, desde las posibilidades de cada uno, tras ella, sin perder la esperanza en Dios, que cumple siempre sus promesas y no abandona al pueblo que confía en Él. La esperanza nos lleva a confiar, a esperar, también en los hermanos, los hombres. A veces, se oyen voces que nos llevan a desconfiar de todos, a encasillar a todos y a no creer que puedan cambiar y ser mejores. No caigamos en la tentación de la desolación y la desesperanza. Es cierto que nuestro mundo, está muy necesitado de misericordia, de comprensión y de ternura, hasta el punto de que sin ellas difícilmente puede caminar por la senda del bien. Pero no caigamos en la queja estéril y empecemos la tarea por nosotros mismos. Contribuyamos, desde nuestro testimonio de vida cristiana, a poner cordura allí donde haya confrontación.