J.L. Restán | Línea Editorial

Rescatar el sentido de la Navidad

«La Navidad –decía el Papa esta semana a sus colaboradores en el Vaticano– es la fiesta de la humildad amorosa de Dios».

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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«La Navidad –decía el Papa esta semana a sus colaboradores en el Vaticano– es la fiesta de la humildad amorosa de Dios». El Dios todopoderoso se nos presenta como un niño indefenso para salvar cualquier distancia, porque lo único que desea de nosotros es ser amado. Se invierten las lógicas humanas de grandeza y voluntad de dominación. En la gruta de Belén señala Francisco el sentido que inspira su reforma de la curia romana, si bien se trata de principios aplicables al conjunto de la vida cristiana. Muchas personas ofrecen estos días ejemplos del poder transformador de ese estilo de vida. Como los voluntarios de la Comunidad de Sant’Egidio, que celebran cada comida de Navidad con personas sin techo, solas o en situación de vulnerabilidad. No hay sombra de asistencialismo. Se trata de una celebración en familia, a la que todos acuden con sus personas más cercanas, un poderoso signo de que el mensaje de la Navidad no ha sido destinado a unos pocos, sino para ser compartido con todos. Es una manera eficaz de rescatar el sentido de esta celebración, tan válido en nuestras ciudades como en la llanura de Nínive en Irak, donde muchos cristianos que lo han perdido todo están felices porque vuelven a celebrar la Navidad en sus casas, liberadas de la ocupación del Daesh. Son los protagonistas de la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Y son, también, un ejemplo de esperanza, de quienes, a pesar de tantas pruebas, viven con la confianza de que Dios no nos abandona. La garantía es ese niño indefenso en el portal que simboliza la alianza de amor que el Creador ofrece a sus criaturas.

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