J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL
Trump echa gasolina al conflicto
Línea editorial Cadena COPE
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La decisión del presidente norteamericano de reconocer Jerusalén como capital de Israel ha provocado una profunda conmoción en el conjunto del mundo árabe, además de suscitar el rechazo de Naciones Unidas. Tras la “guerra de los seis días”, en 1967, Israel ocupó Cisjordania, los altos del Golán y la parte árabe de Jerusalén. Desde entones, Israel ha venido construyendo numerosos asentamientos en todo el territorio asignado a los palestinos, incluida la parte habitada por los árabes donde se encuentran sus mezquitas más sagradas. Sin embargo, su petición a las grandes potencias para que trasladasen a Jerusalén sus embajadas, no fue seguida por ningún país, de acuerdo con las resoluciones de la ONU que se negó a admitir a decisión unilateral de trasladar, con carácter sagrado y eterno, la capital israelí a Jerusalén.
Es verdad que el Senado de Estados Unidos aceptó en 1995 el traslado de su embajada, pero los sucesivos presidentes nunca quisieron aplicar el acuerdo por prudencia, dado el papel desempeñado durante décadas como mediadores en el conflicto del Cercano Oriente. El propio Papa Francisco, tan comprometido en llevar la paz a Tierra Santa, ha dirigido un apremiante llamamiento para que todos respeten el “statu quo” de Jerusalén, para que prevalezcan la sabiduría y la prudencia y no se añadan nuevos elementos de tensión a un panorama mundial ya marcado por tantos conflictos crueles. Trump ha cometido un profundo error que impedirá la mediación de Estados Unidos en el envenenado conflicto del Cercano Oriente, haciendo imposible la solución de los dos Estados con una misma capital, Jerusalén, que siempre ha apoyado la Santa Sede.