La unidad plena de los cristianos, una realidad ya en el horizonte

La visita del Papa a Ginebra para celebrar el 70 aniversario del Consejo Mundial de las Iglesias supone un hito hacia la unidad de los cristianos. El organismo, que representa a cerca de 600 millones de ortodoxos, anglicanos y luteranos, ha tenido siempre la estima de la Santa Sede, que ve en él un interlocutor privilegiado para llevar adelante el mandato de Jesucristo de alcanzar la comunión plena. Es cierto que, con la multiplicación de gestos en las últimas décadas, tal vez nos hayamos habituado a presenciar acontecimientos históricos hace poco impensables. Esta normalización del diálogo ecuménico tiene, sin embargo, una importancia crucial, ya que se va instalando en la mente de todos ese horizonte de unidad.

Pero Francisco pidió ayer dar un paso más. Aunque trabajar juntos en defensa de la justicia social o del planeta sea importante, el Papa cree que es necesario tener además la valentía de salir al mundo a anunciar de la mano el Evangelio. Unidad y misión van de hecho unidas en el mandato del propio Jesús, único punto de encuentro posible para todos los cristianos. De ahí la advertencia de que no hay verdadero avance hace la unidad sin conversión, puesto que en definitiva es el pecado, el separarnos de Jesús, lo que divide a los creyentes y a las personas. Una idea en la que también insistió Francisco, dejando así claro que el diálogo ecuménico nada tiene que ver con una negociación política.