Anunciar el Evangelio sin edulcorantes ni mutilaciones

"Fue una inmejorable oportunidad para que el Papa recordara que el Sínodo no pretende que la Iglesia vaya a la moda, sino que vuelva al Evangelio"

El Papa Francisco visto durante una visita oficial
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Escucha la línea editorial de la mañana del martes 1 de octubre de 2024

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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A punto de abrirse la última fase del Sínodo, el Papa preside este martes una vigilia penitencial en la Basílica de San Pedro. Su viaje a Luxemburgo y Bélgica da muchas pistas sobre sus intenciones. Las víctimas han tenido un lugar central en la agenda, ya sean las víctimas de la guerra, los excluidos de la sociedad o los migrantes. Pero sobre todo el protagonismo ha sido para las víctimas de abusos sexuales dentro de la Iglesia. Entre impactantes gestos, Francisco ha empleado un tono contundente como pocas veces se recuerda. “De lo único que hay que avergonzarse es de encubrir”, clamó, lamentando que no siempre haya tenido la Iglesia la valentía de ponerse al lado de quienes comparó con “los santos inocentes asesinados por el rey Herodes”. Es el término que la Iglesia suele utilizar para las víctimas del aborto, otro de los temas que Francisco no rehuyó en este viaje, poniendo como ejemplo al rey Balduino, moderno referente de la libertad de conciencia. Lo que hasta entonces habían sido aplausos se convirtió en reproches abiertos o velados en la prensa. En sectores de la propia Iglesia se vieron algunas actitudes de incomodidad con mensajes de Francisco que no encajan bien en el pensamiento dominante en Occidente. Fue una inmejorable oportunidad para que el Papa recordara que el Sínodo no pretende que la Iglesia vaya a la moda, sino que vuelva al Evangelio. En muchos lugares, y desde luego en Europa, hemos vuelto a un cristianismo de minorías, o mejor, de “testimonio”, que sólo será creíble sin edulcorantes ni mutilaciones.

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