Madrid - Publicado el - Actualizado
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En las últimas semanas se ha hablado mucho del PSG, el equipo de futbol radicado en París, y de su capacidad de asumir gasto. El PSG es, de hecho, el brazo deportivo de un pequeño país que es decisivo en este momento en la situación de Oriente Próximo y en la de todo el mundo. El PSG está en manos de Qatar.
Qatar es un país poco mayor que Murcia y con los mismos habitantes que en Valencia, 2 millones y medio de personas. Es un país muy rico, el quinto productor mundial de gas. Qatar, que será la sede del Mundial de futbol de 2022, no es ni mucho menos una democracia. Qatar y Turquía se han aliado en Siria para favorecer a las formaciones más islamistas, y han sido aliados en la guerra de Libia para apoyar a una de las facciones, la de Al Sarraj, porque tienen un proyecto en ese país y en el conjunto del Mediterráneo. Qatar y Turquía son socios en su apoyo a los Hermanos Musulmanes, quizás la organización más importante del mundo en la promoción del islamismo. Y ahora, Qatar y Turquía están muy presentes en Afganistán. Qatar ha promocionado las conversaciones de paz con los talibanes que no llevaron a nada, y se está encargando ya de gestionar los vuelos del aeropuerto de Kabul, Qatar va a ser definitivo en el futuro del nuevo Afganistán. Futbol es futbol, pero como se ve, futbol es mucho más que futbol.