Línea editorial COPE: Olvidar para gobernar

El precio que ha puesto Carles Puigdemont a la investidura de Sánchez no ha sorprendido ni al PSOE ni al Gobierno: amnistía y referéndum de autodeterminación. La reacción de los portavoces de Sánchez ha sido que están en las antípodas de las pretensiones del prófugo de Waterloo, sin embargo, ven una "puerta abierta a la negociación".

Es decir, que por muy alejados que se presenten de las exigencias del golpista, todo sería posible gracias a una palabra clave deslizada por la portavoz Pilar Alegría: la convivencia, que se transforma en una palabra mágica que solo tiene en cuenta el proyecto de los independentistas, lo que supone una afrenta a la igualdad de todos ante la ley.

Está por ver cómo pretende Sánchez encajar la amnistía previa a su hipotética investidura en el ordenamiento jurídico, cuando es bien sabido que no cabe en la Constitución, como ayer mismo advertía el expresidente Felipe González.

Amnistía significa literal y jurídicamente “olvido”, en este caso el olvido de que el proceso de independencia de octubre de 2017 fue un grave delito contra la Constitución y un atentado a la convivencia.

Con la amnistía, el Derecho quedaría suspendido en beneficio de quienes cometieron graves delitos, que pasarían a ser plenamente inocentes, mientras quedarían desautorizados desde los jueces hasta el Rey, pasando por todos los estamentos del Estado de Derecho que lucharon por defender las leyes, la convivencia y la seguridad nacional. L

o tremendo es que el responsable de custodiar ese Estado de Derecho desde la presidencia del Gobierno avale semejante operación.