Madrid - Publicado el - Actualizado
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Coincidiendo con la visita del presidente Xi Jinping a Francia, se celebra hoy una reunión entre Macron, Merkel y los representantes de la Comisión Europea para avanzar en una postura común hacia el desembarco del capital chino en el Viejo Continente. El Consejo Europeo de la semana pasada dejó claro que el tiempo de la ingenuidad se ha acabado. China ha estado realizando importantes inversiones en sectores estratégicos y redes de comunicaciones que necesitan ser protegidos. La apertura del mercado europeo no se ve correspondida por la potencia asiática, y a las empresas no se les asegura una competencia en igualdad de condiciones.
Hay que garantizar también la protección de sectores decisivos como infraestructuras, comunicaciones, tecnología y finanzas. Europa debe garantizar la supervisión del 5G y que la expansión de algunas compañías no sirva para que información muy sensible y datos privados acaben en manos de un Estado como el chino, que utiliza la tecnología y la inteligencia artificial para imponer un sistema totalitario.
La Nueva Ruta de la Seda no es un proyecto de cooperación multilateral sino una ambiciosa fórmula de hegemonía que se extiende desde Asia hasta América Latina. Por eso es preocupante que dos socios europeos como Grecia e Italia se hayan integrado en esta iniciativa imperialista sin coordinarse con el resto de socios de la Unión Europea.