Mil días de guerra
"El número de muertos, heridos, desplazados, mutilados, huérfanos y viudas en Ucrania es incalculable"
Madrid - Publicado el
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El número de muertos, heridos, desplazados, mutilados, huérfanos y viudas en Ucrania es incalculable. En las guerras, en todas las guerras, las cifras oficiales nunca son del todo reales. El sufrimiento, la angustia y el miedo no pueden cuantificarse. Pasarán décadas antes de que el pueblo ucraniano cure las heridas, reciba la justa reparación de los daños y pueda testimoniar ante el mundo la barbarie a la que ha estado sometido.
Han pasado 1000 días y los ucranianos resisten. Habrá quién diga que no merece la pena y que hubiera sido preferible rendirse ante el invasor. Resistir frente a Putin es una heroicidad. Es verdad que ni Zelenski ni el ejército ni los ucranianos lo han hecho solos, pero no es menos cierto que son ellos las víctimas de esta guerra injusta que, en las últimas horas, parece que está sufriendo una escalada peligrosa en extremo.
El presidente Biden parece dispuesto a permitir que Ucrania utilice misiles de largo alcance mientras Putin promulga una nueva doctrina nuclear que permite usar este armamento, incluso ante un ataque convencional. No puede negarse que el lenguaje de la amenaza y la disuasión tiene códigos que el común de los ciudadanos desconoce. Lo que es innegable es que las palabras “armamento nuclear” provocan, por sí mismas, un fuerte impacto psicológico. Pero defender el derecho y la libertad sigue siendo un imperativo para conseguir una paz justa. Eso es lo que los ucranianos entienden desde el principio de esta guerra, a pesar del sufrimiento y el lógico cansancio. Europa no puede dejarlos solos.