Madrid - Publicado el - Actualizado
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Presentado por el presidente Trump como el “acuerdo del siglo”, con el apoyo entusiasta del todavía primer ministro israelí Netanyahu, el plan de paz para Oriente Medio ha sido rechazado por el presidente palestino, Mahmud Abbas, como “la bofetada del siglo”. Más de dos años se ha tardado en elaborar este proyecto de acuerdo, que ha nacido ya muerto al no contar con el aval de una de las partes implicadas, es decir, los palestinos. La propuesta, tan largamente elaborada, ha dejado al margen las aspiraciones palestinas al mantener la capitalidad del Estado judío en Jerusalén, además de apoyar la anexión por Israel de los asentamientos ilegales construidos en los últimos años en Cisjordania y el valle del Jordán.
Es verdad que se deja la puerta abierta a la vieja solución de los dos Estados, pero esta posibilidad queda supeditada a una eventual negociación que se llevaría a cabo en un plazo de cuatro años, es decir, el tiempo de una incierta legislatura que se abrirá tras las nuevas elecciones generales en Israel, el próximo 2 de marzo. Procesado por corrupción, Netanyahu se siente eufórico ante la propuesta norteamericana, que parece pensada para auparlo de nuevo al poder y hacer más fuerte el cerco a Irán, el principal objetivo actual de la diplomacia norteamericana. A los palestinos no les queda más salida que esperar a que nuevos líderes en Estados Unidos y en Israel, que diseñen otro plan de paz.