LÍNEA EDITORIAL
Sin amnistía no habría Gobierno de Sánchez
Pedro Sánchez ha sido investido presidente del Gobierno con el sí de 179 de los diputados que conforman el Congreso
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Pedro Sánchez ha sido investido presidente del Gobierno con el sí de 179 de los diputados que conforman el Congreso. Esa es su legitimidad de origen, después de un proceso electoral en el que son los ciudadanos quienes ejercen el derecho a elegir a sus gobernantes. Consciente de que el PSOE no podía obtener por sí solo una mayoría suficiente, Sánchez favoreció la creación de una fuerza política que fuera funcional. Sumar y su líder han neutralizado a Podemos y Sánchez ha contado con los escaños suficientes para obtener el apoyo de otras fuerzas políticas. El problema no es que se negocie, sino el contenido de la negociación. Y eso es lo que hace que se haya discutido, se discuta y se siga discutiendo la razón última que ha permitido la investidura. Y esta no es otra que la concesión de una Ley de Amnistía, siendo Sánchez candidato y presidente en funciones, que ha nacido rodeada de una áurea de magnanimidad que no es tal.
Sánchez dice entender a quienes no acaban de verlo claro. Olvida, intencionadamente, que otros muchos ciudadanos, agentes sociales y personalidades relevantes españolas, ven muy claro lo que ha pasado. Y no solo eso, sino que van a ejercer su legítimo derecho a manifestarlo. A partir de ahora el Gobierno deberá ser juzgado por sus actos, todos y cada uno de ellos. Pero el éxito de una investidura no puede esconder el precio que se ha pagado por ella.