Dos años sin Aylan, símbolo de la crisis de los refugiados
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La imagen del pequeño ahogado en la costa de Turquía dio la vuelta al mundo, recorrió las redes sociales y trató de concienciar sobre el drama de la crisis de los refugiados y el sufrimiento sus víctimas más vulnerables: los niños.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha recordado este sábado que dos años después de que el cuerpo sin vida del niño Aylan Kurdi fuera encontrado en una playa turca, la Unión Europea sigue sin garantizar vías legales y seguras para que los refugiados no tengan que arriesgar sus vidas en el Mediterráneo.
En un comunicado, la ONG recuerda que el cuerpo sin vida Aylan Kurdi fue encontrado en una playa turca el 2 de septiembre de 2015 y, desde entonces, al menos 6.671 personas han perdido la vida o desaparecido en el Mediterráneo en su intento por llegar a Europa.
Los Estados miembros de la Unión Europea asumieron el compromiso de acoger a 182.504 refugiados antes del 26 de septiembre de 2017, un objetivo que, según CEAR, está "a años luz de cumplirse".
Esta organización apunta que, en marzo de 2016, los Estados miembros de la Unión Europea y Turquía firmaron un acuerdo que "vulnera la normativa europea e internacional en materia de asilo", por considerar a Turquía como un "país seguro", por el carácter colectivo de las expulsiones y por el criterio de expulsión basado exclusivamente en la nacionalidad.
"Lo único que ha demostrado este infame acuerdo es que, por muchos obstáculos mortales que se trate de poner a las personas refugiadas, siempre buscarán nuevas rutas, cada vez más peligrosas", denuncia la secretaria general de CEAR, Estrella Galán.
Este acuerdo "ilegal, inmoral e inhumano" solo ha servido para aumentar el sufrimiento de quienes tratan de poner su vida a salvo, subraya Galán.
La secretaria general de CEAR considera especialmente preocupante la deriva que está tomando la criminalización de las ONG que rescatan vidas en el Mediterráneo.
Esta organización explica que las intimidaciones, persecuciones, e incluso intentos de secuestro han obligado a muchas ONG a retirarse y a dejar que inmigrantes y refugiados se sigan jugando la vida en el Mediterráneo para llegar a un lugar seguro.
Galán señala que las personas que atraviesan el mar lo hacen únicamente por las situaciones de peligro que viven en sus países de origen, al tiempo que indica que "poner trabas a quienes tratan de salvar vidas solo supondrá aumentar el número de muertes".
Por ello, CEAR reclama la urgente puesta en marcha de vías legales y seguras, así como un cambio en el enfoque de la política migratoria europea, que tenga en cuenta las causas reales de la movilidad humana y que, ante todo, dé prioridad a la vida de las personas.