No solo el tapón estará unido a la botella de plástico: Este es el nuevo cambio que impone Europa en 2025
Lo que más preocupa a los consumidores es si lo van a notar a la hora de comprar una botella de plástico en el supermercado o en un bar o restaurante
Madrid - Publicado el
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Cada año nuevo trae consigo una serie de cambios, muchos de ellos impulsados por las nuevas leyes, normativas o políticas gubernamentales que entran en vigor. Estos cambios pueden abarcar diversos ámbitos, desde la economía hasta el medio ambiente, afectando tanto a los consumidores como a las empresas.
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Por ejemplo, en nuestro país, este 2025 ha empezado con una subida en el precio de la electricidad. Las tarifas de las principales compañías de telecomunicaciones y la factura de la luz han experimentado subidas debido a la retirada de las rebajas impositivas a la electricidad y el IVA.
Otra de las novedades que ha traído consigo el nuevo año está vinculada a un producto que muchos usamos a diario, las botellas de plástico.
Cambios en las botellas de plástico en 2025
Desde el 1 de enero, aquellas hechas de tereftalato de polietileno (PET) en la Unión Europea deberán contener, como mínimo, un 25% de plástico reciclado en su fabricación. Este cambio responde a las nuevas políticas medioambientales impulsadas por la Unión Europea para reducir la dependencia del plástico virgen y fomentar el uso de materiales reciclados.
Esta medida forma parte de la economía circular, un modelo en el que los recursos se reutilizan y reciclan de manera continua, disminuyendo la generación de residuos.
La obligatoriedad del 25% de plástico reciclado en las botellas de PET tiene varios objetivos clave. Primero, busca reducir la cantidad de residuos plásticos que terminan en vertederos o en el medio ambiente, un problema cada vez más grave en todo el mundo.
Además, al reducir el uso de plásticos vírgenes, se disminuye la necesidad de extraer nuevos recursos, como el petróleo, y se reduce la huella de carbono asociada con la producción de plásticos. De esta forma, se busca un impacto más positivo en el planeta.
Sin embargo, este cambio presenta algunos desafíos. La calidad del plástico reciclado es una preocupación importante, especialmente cuando se trata de productos de contacto con alimentos. Para cumplir con los estándares de seguridad alimentaria, el plástico reciclado debe pasar por rigurosos procesos de depuración y control.
¿Impacto en los clientes?
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Después de conocer los detalles del cambio, lo que más preocupa al consumidor es si lo va a notar a la hora de comprar una botella. La respuesta es que sí.
Una de las primeras cosas que notará el consumidor es que las botellas de PET, que tradicionalmente son transparentes, pueden presentar un tono más opaco o ligeramente amarillento.
Esto se debe al plástico reciclado que se utiliza en su fabricación, el cual no tiene la misma pureza ni transparencia que el plástico virgen. Aunque este cambio no afecta la seguridad ni la funcionalidad del envase, es un cambio visual que será evidente para los consumidores.
Tapones unidos a la botella
Todo esto se suma a los tapones, que continuarán estando unidos a la botella. Desde 2022, la normativa exige que los tapones de las botellas permanezcan unidos al envase para evitar que se pierdan, lo que mejora el reciclaje y previene la contaminación ambiental por la dispersión de pequeños elementos.
Sin embargo, la medida ha generado una considerable polémica. Muchos consumidores y expertos en el sector del reciclaje han expresado su desacuerdo, argumentando que, aunque la medida busca evitar la pérdida de tapones pequeños y facilitar el reciclaje, puede resultar incómoda y poco práctica para los usuarios.
Algunos sostienen que la unión de los tapones a las botellas hace que su apertura sea más difícil y, en algunos casos, puede dañar la experiencia de uso, sobre todo en envases de bebidas como refrescos o agua.
Además, algunos críticos han señalado que esta regulación parece ser una solución que no aborda de manera integral los problemas de fondo del reciclaje, como la calidad del material reciclado y la falta de infraestructura adecuada para procesar estos residuos.