¿Cómo una asociación ha conseguido ayudar a familias vulnerables gracias al blockchain?

La asociación A+Familias utiliza las nuevas tecnologías para hacer un trabajo más eficiente y poder ayudar más y mejor a las familias vulnerables

Rafa Molina

Publicado el - Actualizado

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Tu forma de desahogarte es llorar porque es tu único refugio, pero luego nuevamente tienes que salir, porque si te quedas en el mismo hueco no salimos a flote”. Así se sincera Rocío. Tiene 40 años y llegó a España desde Bolivia con apenas 20. Durante cinco años volvió a casa, pero cuando regresó a Madrid, justo después de la pandemia ya nada era como antes: “Estar con las dos niñas, embarazada y con el trabajo malamente, tal vez no fue el momento indicado, pero es lo que había”. Fue entonces cuando conoció la asociación A+Familias: “Es reconfortante llegar a estas asociaciones donde sí encuentras ese apoyo que necesitas”. Y añade: “Yo no me saldré de esta asociación no por la ayuda económica sino porque son gente que te dan cariño”. La clave, según Rocío, “es la empatía que ellos sienten”. Una asociación que le cambió la vida.

A+Familias nació hace apenas dos años. Ahora, acaba de recibir un impulso económico de 30.000 euros para transformarse en una fundación. Pero, ¿qué es A+Familias y por qué es tan diferente al resto de asociaciones? Lo explica su coordinador general, Javier Días: “Es la tecnología puesta al servicio de las familias y dar una ayuda más digna”. Pero también señalan que la otra clave es “el acompañamiento personalizado”.

Gracias a ello, Rocío pudo salir de su bache: “Hay un momentos en los que te vienes abajo, y si hay una persona que te llama en el momento indicado, te ayuda”. Ese apoyo psicológico personalizado es una de las diferencias de la asociación: “Siempre que veníamos eran las lágrimas y llorar, pero ya entras y vas canalizando cómo es tu situación y vas a poco recuperándote”.

La innovación tecnológica que ha aportado A+Familias es otra de las claves de su explosión. Entre esas creaciones están las tarjetas de comida, para que las familias puedan comprar los artículos que deseen en el supermercado. “Le da autonomía y dignidad”, apunta Días. La intención es “huir de las colas para hacer unas ayudas más dignas” . Y han colaborado con otras entidades para “tener el ticket de la compra en la propia aplicación”, lo que ha facilitado el seguimiento de las adquisiciones.

La asociación ha utilizado la tecnología blockchain para “hacer un seguimiento de la donación”. Esto ha aportado ventajas para el donante porque “le da una transparencia” pero también permite a la asociación tener “una trazabilidad de lo que se compra” y así adaptar sus campañas a las necesidades de la gente.

“Siempre me han ayudado con un vale”, aclara Rocío. Y añade que “eres libre de coger la marca que tú quieras, obviamente de productos de necesidad”. Sus hijas también han disfrutado de estas ayudas, por ejemplo, con pañales o con clases de inglés. Pero Rocío apunta que el principal apoyo es la ayuda psicológica que les permite “ver a su mamá con esa fuerza y decir ‘no estamos solas’”.

Un trabajo constante

Y la propia asociación también ha sufrido dificultades. Días reconoce que ha habido “meses de no saber si vamos a cobrar, si va a conseguir pagarse al trabajador social”. Y esto no desaparece “aunque hayamos conseguido la financiación”, reconoce el coordinador. Pero más allá de sus necesidades de funcionamiento interno, tienen que dar apoyo económico directo a las familias, por eso confiesa: “Tenemos que pedir ayuda”.

Aun así, el trabajo ha dado sus frutos a finales de noviembre con esa inversión de 30.000 euros. Han sido elegidos en un programa de impulso monetario para poder constituirse como fundación: “Durante ocho meses nos ha hecho trabajar sin descanso”. Su intención era desarrollar “una mirada empresarial pero aplicada a una asociación”.

Su esfuerzo ahora va más allá. Irene Castillo, una de las trabajadoras sociales del proyecto, reconoce que quieren “poder estar en otros sitios”. Y si no, ser capaces de “transmitir a otras entidades que esto funciona” y “que la gente que lo necesite esté acompañada y de una forma digna y respetuosa”. A Castillo no le importa si tiene que ser otra entidad la que lo aplique: “Si no podemos ser nosotros, que llegue a otros lugares”.

Irene, junto a otra trabajadora social, voluntarios y varios jóvenes de prácticas han ayudado a personas como Rocío. Gracias a ellos, la boliviana confiesa que ha podido salir adelante: “Pienso que a veces pisar fondo es satisfactorio porque tienes la oportunidad de empezar de cero, te has equivocado pero ahora haces las cosas con la mente más amueblada”. Su objetivo es “resurgir, encontrar estabilidad económica y emocional”. Pero sobre todo, no olvidarse de A+Familias: “Tú estabas metida en un pozo y te pasan un cordón y te dicen ‘tú puedes y sal’”. Una tecnología al servicio de la gente, que ha sacado del bache a Rocío y cada día a más familias. Si quieres colaborar con ellos, puedes hacerlo en su web.

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