David Pulido: “Hay que buscar cuáles son las motivaciones que lleva a las mujeres a matar”

María Concepción de 45 años, mató el pasado lunes en Alicante al que era su cuarto marido, un hombre de 69 años con el que se había casado hacía tan solo dos semanas. Dos años atrás, también en un municipio de Alicante, en Novelda, ocurrió un hecho similar cuando Antonio Navarro, un joven empresario, fue asesinado por el amante de su mujer, María Jesús Moreno, más conocida como Maje. Este último caso ocurrido ha vuelto a reavivar la existencia de las viudas negras.

David Pulido ha alertado sobre el error de etiquetar estos casos como problemas psicológicos. “Debemos buscar los antecedentes, las motivaciones, los datos... claro que podemos hablar de que no tiene un comportamiento equilibrado, pero cuidado con reducir todo a una etiqueta psicológica” ha afirmado Pulido.

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Según un estudio, el perfil de la asesina primeriza es de mujer de unos 30 años. Sus víctimas suelen ser sus propios hijos, maridos o ancianos. Ellas matan menos porque controlan mejor sus impulsos, pero cuando lo hacen son mucho más cuidadosas y precisas. Sobre la existencia de un perfil de mujeres asesinas, Pulido asegura que “tratar de ver qué variable de personalidad puede tener una persona, significa olvidandarse de una información que científicamente se demuestra que tiene más poder predictivo, que es cuál era la situación que la rodeaba. Hay que ir menos a estos perfiles de personalidad porque no nos han permitido predecir o evitar esta serie de crímenes”

La falta de escrúpulos y la venganza son dos de los motores principales a la hora de asesinar por parte de las mujeres. Si miramos hacia atrás, destaca el caso que ocurrió entre 2003 y 2004 cuando Francisca Ballesteros, envenenó a su esposo e hijos en Melilla. O en 2008 cuando Mónica Juanatey fue condenada por matar a su hijo de nueve años en Menorca porque, al parecer, había conocido a un hombre por internet y su hijo le estorbaba.

Sobre porqué se dan más casos de asesinatos de hombres Pulido añade que “existen variables culturales muy arraigadas que fomentan que el hombre tenga hacia la mujer un comportamiento de propiedad y abuso que le lleva con más probabilidad a cometer estos crímenes, hace falta una profunda reeducación cultural, parece que el hombre si tiene permiso para sobrepasar ciertos límites”.