La grasa parda: el antídoto frente a los kilos navideños y la obesidad
Los expertos explican a COPE que el tejido adiposo marrón quema la grasa blanca, la de los michelines o la papada
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Mantecados, polvorones y turrones. Los hogares españoles consumimos casi 36 millones de kilos de productos navideños y esto unido a comidas y cenas copiosas regadas con alcohol harán que un año más sea probable que ganemos entre 1 o 2 kilos de peso, según los cálculos más optimistas. Un aliado para limitar esta ganancia de peso es la grasa parda o tejido adiposo marrón, un tipo de grasa capaz de quemar la grasa blanca que es la que acumulamos en forma de michelín o papada.
Activar la grasa parda es clave, consideran los expertos, para controlar la ganancia de peso que, solo esta Navidad y según los cálculos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), puede alcanzar los 4 kilos de media. Y la clave es el termómetro, tanto de nuestras calefacciones como de nuestras actividades al aire libre, aunque haga frío.
“El ejercicio que va bien para casi todo también activa nuestra grasa parda, es otro de sus efectos benéficos y protectores. Y es que influye el ambiente térmico porque la grasa parda es muy sensible a los cambios de temperatura y se activa de forma visible a temperaturas relativamente bajas y, por ello, para activarla debemos limitar el uso de una calefacción excesiva y también hacer un poco más de ejercicio al aire libre y un poco menos en ambientes cerrados”, afirma el catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad de Barcelona, Francesc Villaroya.
Es mucho lo que falta aún por investigar sobre la grasa parda, admite este experto, en este tejido adiposo que combate nuestras reservas de calorías: “Hay la sospecha que, además de quemar grasa esta grasa, ejerce un efecto positivo liberando a la sangre unas moléculas eficaces para combatir la obesidad y sus patologías asociadas. Si supiéramos cuáles son estas moléculas sería muy útil porque podríamos desarrollar fármacos”. De momento y, por tanto, no hay ningún medicamento o tratamiento que podamos tomar o hacer para acelerar el funcionamiento de la grasa parda en nuestro organismo. Ese tejido que también tienen los animales evoluciona en los humanos con la edad.
“Los recién nacidos tienen un montón de tejido adiposo marrón y esto tiene una explicación muy simple y es que cuando estamos en el útero materno no tenemos que regular nuestra temperatura porque allí dentro estamos calentitos. En cambio, cuando salimos al mundo exterior pasamos a un mundo frío donde tenemos que generar nuestro propio calor. De hecho, los bebés no tiritan, su musculatura no está lo suficientemente fuerte y desarrollada como para calentar el cuerpo tiritando y por eso (como otros mamíferos de pequeño tamaño) son muy dependientes de este tejido adiposo marrón y del calor que éste genera”, señala el biólogo, investigador y divulgador Ricardo Moure.
Define la grasa parda como “una grasa que adelgaza y que en los humanos se localiza entremezclada con grasa blanca de forma más superficial en las clavículas y en zonas más internas de la baja espalda”. Saber más sobre este componente de nuestro organismo y poder replicarlo esperan que sea parte de la medicina personalizada frente a la obesidad basada en la evidencia científica. De momento disponen de nuevos fármacos que primero se utilizaron para la diabetes y también de la cirugía bariátrica, cuya eficacia está también demostrada. Estudiando a fondo la grasa parda esperan incorporar nuevas herramientas en la lucha contra el sobrepeso que sufren 6 de cada 10 personas en nuestro país y contra la obesidad con la que conviven casi 1 de cada 4 adultos en y casi 2 de cada 10 adolescentes en España.