Las diferencias de tallaje de las marcas de ropa ocasionan problemas de autoestima entre las mujeres

Para las chicas más jóvenes el no entrar en la que es su talla le puede llevar a graves problemas psicológicos como explica en COPE la doctora Elena Daprá

Sefi García

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Cuatro de cada 10 españolas tienen problema con la talla de su ropa. Las diferencias entre unas tiendas y otras son grandes y es difícil acertar con el tallaje de las prendas que nos interesan. Para algunas personas lo que antes se asociaba a la ilusión por renovar el armario, genera ahora ansiedad y estrés además de mayores dificultades para aceptar su cuerpo. Algo que ocurre sobre todo en adolescentes ya presionados por las imágenes a menudo distorsionadas que manejan en sus propias redes sociales.Ocurre en especial con la ropa femenina, según un informe de la OCU.

¿Cuántas veces nos hemos probado nuestra talla habitual en una tienda y el pantalón, por ejemplo no nos sube de las piernas, o nos falta una cuarta para que la camisa o la chaqueta cierre? Pues tenemos que perder toda esperanza de que esto cambie. Las empresas textiles hacen uso de su libertad para tallar en función de patrones propios, e incluso algunas no confeccionan tallas grandes o pequeñas. Y eso a pesar de las constantes llamadas de atención sobre los efectos psicológicos que esto conlleva o de los sesudos estudios que se hacen desde el Instituto de Biometría de Valencia, que lleva testando nuestros cuerpos muchos años. En España se midieron a 9.200 mujeres y 1.590 hombres de entre 12 y 70 años. Se recreó un modelo tridimensional exacto que ayude a diseñar tanto la ropa como los maniquíes de los escaparates. De ahí elaboraron una serie de libros con las tallas adecuadas para nuestro país.

Patrones propios

“Cada empresa tiene su forma de trabajar-explica José Carlos González, director de innovación en indumentaria del Instituto Biométrico-, más o menos es homogénea, pero al final se trabaja sobre una talla central, tienen sus modelos sus medidas, que son las que definen esa talla y luego escalan, es decir, le dan 4 centímetros más o menos y tengo una talla más o una talla menos. Tienen unos escalados y así definen todo el rango de tallas, dentro de su propio target, porque hay empresas que no hacen tallas grandes o pequeñas”. Pero esas medidas pueden ser distintas, no coinciden con otras, igual que el etiquetado “pero eso va en la libertad de cada empresa”. Y de esta manera “puedes dejar fuera a personas que no encuentran al final una prenda adecuada”.

El efecto psicológico, sobre todo en las adolescentes puede ser demoledor. “Si una chavala va a una tienda y no le sube el pantalón, sea la talla que sea el pensamiento automático es: ya he engordado, ya no estoy en la figura o forma que yo quiero-, explica la psicóloga Elena Daprá- y ¿cómo establezco la figura o forma que yo quiero? Fácil. Comparándome con los demás. Teniendo en cuenta que vivimos en la sociedad de la imagen, en redes. Y lo que estamos viendo es que las influencers dan la marca y la talla del pantalón que llevan, es decir, ya nos están dando una referencia de lo que se supone que es un tallaje bonito, o en apariencia estético”.

Y esto es solo el principio, porque a partir de ahí “se produce la baja autoestima, el concepto de sí mismo estaría también tocado y a partir de ahí podríamos ir a dismorfofobia corporal, trastorno alimentario etc”.

La doctora Daprá lo ve a diario y cada vez más en su consulta: “ha habido un aumento de personas con trastorno de la conducta alimentaria, y casi todo el mundo está tocando el tema de la autoestima y del auto concepto a través de la imagen. Porque estamos en la sociedad de la imagen. Se preguntan ¿qué pasa si no estoy en ese margen de lo que consideramos normativo? Todo lo basamos en la imagen. Y las personas somos mucho más que nuestra imagen”. Además “no pueden vestir como quieren vestir. La sensación es de frustración e injusticia”.


Libertad de empresa. ¿Etiquetado común?

Desde Europa están intentando que al menos, se cambie el etiquetado, y que en lugar de tallas con letra o con números aparezca “un pictograma -explica el experto-, una figura humana con una serie de medidas con altura, perímetro de cintura, de cadera, de pecho..., para que si tú conoces tus medidas, ver si encajas en la prenda, y eso sería una manera de independizar el etiquetado por ejemplo de una S que al final no significa nada”.

Porque es consciente de que “va a ser difícil poner a toda la industria de todos los países de acuerdo para que utilicen las mismas medidas y etiqueten d ella misma manera. Esta es una solución que puede ser mucho más sencilla”.

Pero para la psicóloga esto no es una solución al efecto psicológico que provoca, a la falta de autoestima, a esa sensación de injusticia y frustración. “En los casos de trastorno de la conducta alimentaria -explica-, conocen sus medidas perfectamente, el proceso cognitivo es el mismo, voy a comparar esta medida, con esta medida. Creo que no se establece ningún beneficio a nivel psicológico, al final es el mismo efecto, lo puedo medir de una u otra manera, al final estoy midiendo”.

Le hemos pedido a la doctora Daprá que nos diese algún mecanismo para ayudar a esa adolescente que tenemos en casa o a esa jovencita que nos lee. “Tenemos que plantearnos la importancia le estamos dando sólo a un aspecto que es el físico, y en segundo lugar que las personas somos algo en global, no solo apariencia física. La apariencia física es el primer golpe nada más. Tenemos que trabajar la autoestima y el concepto de sí mismo teniendo en cuenta qué estamos haciendo en nuestra sociedad, con la sociedad de la imagen donde estamos dando unos cánones de belleza simplemente por lo físico”.

Y sobre todo, no olvides nunca que las tallas más vendidas en nuestro país son la 42 y la 44.

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