Los diabéticos podrían quedarse sin un fármaco porque se usa para adelgazar: “No deberían recetar esto”

Esteban Pérez Almeida, director médico de COPE, aclara que este medicamento no debería usarse frente a la obesidad porque los diabéticos lo necesitan más

Rafa Molina

Publicado el - Actualizado

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La obesidad es un problema sería. La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) ha estudiado que más del 60% de los españoles padece esta enfermedad o "sobrepeso". Los más pequeños no se libran de este problema: 4 de cada 10 niños entre los seis y los nueve años no tiene un peso saludable, lo que podría provocar graves consecuencias en su desarrollo. Es un problema que no es ajeno y cuyo crecimiento es una de las principales preocupaciones de las entidades públicas, que a pesar de implementar diferentes campañas, no han podido frenar su avance.

Las personas que sufren este problema buscan soluciones de forma desesperada. Para algunos, la dieta y el deporte no es suficiente y a pesar de poner todo de su parte para reducir el peso, no lo consiguen. Por eso, un medicamento que ayude a reducir peso es el objetivo deseado para una población en aumento que padece esta enfermedad.

Desde hace un tiempo, ya tienen una nueva nueva ayuda para bajar los kilos: unos medicamentos que se usan contra la diabetes de tipo 2, análogos del GLP-1, que son la dulaglutida y la semaglutida. Este tipo de medicinas están indicadas para el control glucémico en personas que padecen esta clase de diabetes y no pueden controlarla con dieta y ejercicio. Esteban Pérez Almeida, director médico de COPE, celebra que esta medicación “mataba dos pájaros de un tiro” porque permitía “que no solamente bajase el azúcar, sino que en aquellos pacientes con sobrepeso, le pudiese disminuir el peso”. Así se controlaba doblemente la diabetes: el azúcar y el peso.

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Sin embargo, la adquisición excesiva de estos productos para perder peso está provocando desabastecimiento en este producto para los que verdaderamente lo necesitan: los diabéticos. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) advirtió de que puede haber “problemas de suministros” de estos tratamientos si continúan estos hábitos de compra.

Por eso, Pérez Almeida rechaza “radicalmente” usarlo para luchar aisladamente contra la obesidad: “no tiene por qué”. “Los kilos se quitan con un plan nutricional que a día de hoy lo tenemos casi perfectos”, explica. Y añade que cuando deje de utilizarse, el efecto se va a “perder con el paso del tiempo” ya que “van a adelgazar y van a volver a su vida normal y se va a acabar”. “No lo pondría a ningún paciente mío”, sentencia el doctor.

Tal es así, que la Agencia recomienda que los médicos no receten a los pacientes el inicio de un tratamiento con estas inyecciones sin antes comprobar si hay existencias para completarlo correctamente. Los expertos ya prevén como podrían sustituirse estos medicamentos análogos del GLP-1 si faltasen en el mercado. Pérez Almeida apunta que la cuando “hay necesidad” de un tratamiento frente a la diabetes, habría que “volver durante un tiempo a antidiabéticos orales y el ejercicio y la nutrición”.

El doctor cree que aunque “los límites están puestos”, considera que recetarlo para personas que solo tienen obesidad “no debería ser así”, ya que “requiere de una receta médica oficial” para que la pueda adquirir un paciente. Por eso, cree que la clave está en que los médicos “no deberían estar recetando esto”.