Madrid dice 'Sí a la vida': "No somos la generación perdida, somos la generación provida"

La Plaza de Colón acoge a centenares de familias que defienden la vida y la dignidad de cada ser humano desde la concepción hasta la muerte

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La capital se tiñe hoy de verde por la Marcha “Sí a la Vida”, una manifestación que empieza su recorrido en la Plaza de Colón, y que terminará en la Plaza de Cibeles, lugar donde se leerá el manifiesto final. La marcha tiene lugar en un momento crucial, hace unos días se aprobaba la Ley de Eutanasia y dentro de poco se reformará la Ley del Aborto.

Varias familias con niños, mayores y sobre todo jóvenes que apenas llegan a los veinte años, salen hoy a las calles de Madrid para defender la vida y la dignidad de cada ser humano desde la concepción a la muerte bajo lemas como “No somos la generación perdida, somos la generación provida”.

En COPE nos hemos unido a estas personas y hemos podido recoger testimonios como el de María José, una mujer que ha acudido a la marcha para conseguir “que la gente sea consciente de lo importante que es defender la vida desde el primer momento” y que, además, suele ayudar a madres que se encuentran en una situación difícil, algo “maravilloso”. “Lo que necesitan es apoyo y ver que hay otra salida”, contaba.

A este recorrido no solo han acudido familias enteras, también amigos o amigas, como es el caso de Ana y su amiga que “se manifiestan por los que no pueden hacerlo” ya que consideran que la vida es el bien más preciado y que por ello hay que defenderla.

Como decíamos antes, la manifestación acoge también a los mayores, como a Eleuteria, un nombre que significa 'libertad'. Afirma que “la vida la da Dios y también se la lleva”, además de repetir en varias ocasiones que “no se meta nadie con las personas que tienen hijos y que quieren tener más”.

Luis, un joven con síndrome de down: "Vivir es lo más importante"

Almudena y Luis, dos hermanos, el último de ellos con síndrome de down, una enfermedad más desconocida anteriormente, reconoce que “vivir es lo más importante”. Su hermana pequeña contaba que sus padres se enteraron de la enfermedad de Luis cuando nació y que, a partir de ese momento, comenzaron a acudir a diferentes terapias.

Cuenta que su hermano “es súper autónomo, va a trabajar, coge el metro todos los días solo, ha trabajado en el Jardín Botánico y ahora en un despacho de abogados” para demostrar que las personas con esta enfermedad pueden hacer de todo. Lanza, además, la siguiente pregunta a las personas que deciden abortar cuando surge este problema: “¿Quiénes somos para decir que no pueden vivir?”