Profesores y padres contribuyen a la ansiedad matemática de los alumnos

Casi 4 de cada 10 la sufren en España, el doble que la media de la OCDE

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Casi 4 de cada 10 alumnos españoles que se examinaron de PISA aseguran sufrir lo que se denomina como “ansiedad matemática”, es el doble que la media de la OCDE. En la persistente falta de confianza en torno a la posibilidad de mejorar en esta asignatura -clave para la vida y para muchas profesiones- influyen, además de la actitud de los alumnos, tanto los profesores como los padres.

Aunque con 473 puntos en la prueba de matemáticas los estudiantes españoles de 15 años superan en un punto la media de la OCDE, los resultados de esta asignatura de PISA publicados en diciembre de 2023, son los peores de nuestra historia y hemos caído 15 puntos en matemáticas desde 2015. En paralelo ha aumentado el alumnado que no logra el nivel básico y tenemos un tercio menos de alumnos brillantes que la media de la OCDE.

En nuestro mejorable rendimiento pesa negativamente, según los expertos consultados por COPE, el mayor estrés y los prejuicios que rodean a las matemáticas en España, que acaban convirtiéndose en una profecía auto cumplida: “al no considerarnos capaces de resolver los problemas o de entender los conceptos acabamos por no poder hacerlo” explica el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, Ismael Sanz .

Y es que España es el segundo país con el porcentaje de ansiedad más alto con las matemáticas. Los indicadores sobre cómo afronta el alumnado en nuestro país esta asignatura son elocuentes. Revelan que 7 de cada 10 considera que las clases son difíciles, 9 puntos más que la media de la OCDE. Además, casi la mitad de los estudiantes españoles admite que los deberes de matemáticas le generan tensión frente a 3 de cada 10 de media en la OCDE. Y por último, la resolución de problemas matemáticos es algo que le genera nervios a casi uno de cada 2 alumnos en España, algo que le ocurre a menos de 4 de cada 10 de media en la OCDE.

Las chicas tienen además un 50 por ciento más de ansiedad. En sus valoraciones demuestran menos autoconfianza que ellos y rinden menos ante la presión de los exámenes y -pese a tener mejores expedientes que ellos- eligen en menor medida carreras técnicas que son las que tienen mejores perspectivas laborales y salarios más atractivos además de una mayor demanda de profesionales que en las del ámbito de las ciencias sociales y las humanidades.

Pensar como hace casi la mitad del alumnado español que la inteligencia es algo fijo que no se puede cambiar, 5 puntos más en nuestro país que la media de la OCDE, también pesa sobre los resultados que son mejores en aquellos países en los que los estudiantes están convencidos de que dedicando tiempo y esfuerzo sus capacidades pueden evolucionar positivamente. De hecho el informe PISA demuestra que los alumnos que piensan que aunque se les dé mal una asignatura la pueden superar obtienen un rendimiento 18 puntos superior a quienes consideran lo contrario, una diferencia que equivale casi a un curso escolar.

Un problema cultural que se refleja en casa y en el aula

“La falta de habilidades matemáticas es algo cultural, casi hereditario en España. El miedo por las matemáticas se transmite desde las familias. A mí me vienen a ver algunos padres para decirme que como su hijo o hija ellos tampoco eran buenos en matemáticas (….) El aprender matemáticas no es algo genético. Requiere actitud por parte del alumnado y de una adecuada formación del profesorado que no siempre existe”, admite Juana Navas, secretaria de actividades de formación en la Federación que agrupa a las sociedades de profesores de matemática de España.

“Quizás se explican las matemáticas como algo difícil, como algo que si no se te da bien o no lo entiendes puedes mejorar poco y que más vale ni intentarlo. Debemos demostrar que puede ser una asignatura divertida, que no está reservada para unos pocos y que es útil no solo para trabajar ámbitos científicos, tecnológicos o económicos sino para todo en la vida”, añade Sanz.

Para superar la angustia que generan las matemáticas, Navas aboga por clases en los que se planteen además de problemas con una solución cerrada, que es lo más habitual, situaciones en las que puede haber varias respuestas válidas fomentando el razonamiento y que los alumnos puedan justificar como han llegado a conclusiones que pueden ser diferentes.

“Además de ejercicios abiertos que puedan atender a esa diversidad de pensamiento de cada alumno y que admiten distintos enfoques, debemos potenciar la bondad del error que es la mejor fuente de aprendizaje. Si no te ha salido bien el examen, vamos a ver en qué has fallado, por qué te has equivocado y qué razonamiento has hecho para llegar a ese resultado. Comprendiendo esos fallos es como avanzamos”, subraya.

Intervenir cuanto antes mejor

Para afianzar un buen aprendizaje y limitar los miedos los expertos abogan por reforzar desde primaria a los alumnos con dificultades con tutorías en pequeños grupos centrados en afianzar el aprendizaje, resolver dudas, mejorar las competencias y evitar lagunas. La intervención temprana es clave para sentar unas buenas bases y evitar acumular un retraso que en secundaria puede ser bastante más difícil de recuperar.

Para Sanz es una opción preferible al desdoble en grupos por niveles porque “dando media hora más de clase al día o varias veces por semana que el resto de los alumnos si se puede ir reduciendo la distancia con el conjunto de la clase; algo que no permite el desdoble que además puede llevar aparejado una cierta estigmatización del alumnado”.

Pocos matemáticos quieren ser profesores

La formación del profesorado es otra de las claves. En primaria son los maestros quienes asumen la asignatura y no todos se sienten cómodos a la hora de enseñar matemáticas. En secundaria aún está pendiente la creación de la especialidad, pero si se convocan plazas específicas. Solo 1 de cada 4 de quienes se presentaron a las oposiciones en Castilla y León en 2023 habían estudiado la carrera de matemáticas, aunque luego fueron el 40 por ciento de los que aprobaron, unos datos que los expertos consultados por COPE consideran extrapolables al resto de España.

Entre quienes se están incorporando como profesores de matemáticas hay también ingenieros, arquitectos y graduados en estadística pero según, admite Navas, “son pocos los que se dedican a la docencia porque logran trabajos mejor remunerados y con mayores perspectivas de evolución en las empresas”.

Mejorar la accesibilidad de las matemáticas una asignatura pendiente

A juicio de Sanz las matemáticas socioafectivas -potenciadas por la última reforma educativa, la LOMCE- no ha servido para acabar con los prejuicios o con el malestar que generan las matemáticas: “hubiera sido más directo señalar que lo que se pretendía es hacer que las matemáticas sean más accesibles y que lo que deseamos es acercarlas a todos”.

Para Navas, la socioafectividad aplicada a las matemáticas consiste en transmitir confianza en su capacidad al alumnado y en fomentar un aprendizaje de cada estudiante ya tenga dificultades o lo contrario, altas capacidades.

Que nadie lo deje por estar bloqueado

“Es más frecuente de lo que nos gustaría a los profesores de matemáticas que nuestros alumnos abandonen las matemáticas en Bachillerato porque se han bloqueado con la materia. El objetivo debe de ser que solo las dejen porque piensan que otra asignatura les va a gustar más”, subraya Navas que da clases actualmente en el Instituto Provincial de Educación Permanente de Almería https://www.ipepalmeria.es/ .

Evitarlo pasa, subrayan, por:

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