¿Qué efectos tiene en nuestro cuerpo la sensación térmica que puede provocar borrascas como Fien?

El doctor Barberán, del Hospital HM Montepríncipe, explica los factores a tener en cuenta cunado hablamos de sensación térmica y lo que ocurre en nuestro cuerpo ante el frío

Belén Collado

Publicado el - Actualizado

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La borrasca Fien ha traído temperaturas más propias del invierno, lo que hace que la sensación térmica se haga patente y hablemos estos días de que tenemos más frío por el viento. Y es que como ya es sabido, la temperatura del aire exterior no siempre es un indicador fiable para determinar el frío que una persona puede sentir. Una cosa es la temperatura que mide el termómetro, y otra, a veces muy distinta, es la temperatura que a nosotros nos parece que hace. Por eso desde hace unos años se usa el concepto de sensación térmica para describir el grado de incomodidad que una persona siente no solo ante la temperatura, sino también a otros factores.

“También si hay humedad, el frío se puede sentir de forma diferente. El frío seco se tolera mejor que el húmedo, por ejemplo”, nos explica el doctor José Barberán. Otro factor a tener en cuenta, tal y como cuenta el jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital HM Montepríncipe, es el viento. “Si hace viento con una temperatura de 2 grados, a lo mejor la sensación térmica es de -3. Eso hace que nosotros nos enfriemos más rápidamente”.

Como suele pasar también con el calor, los niños y las personas mayores son los que pueden estar más afectados por esa sensación de frío. “Luego hay ciertas enfermedades que favorecen que tengamos temperatura baja o que nos baje con mayor rapidez”, apunta el médico. Los diabéticos, pacientes con hipotiroidismo, o con desnutrición son algunos de los que pueden padecer más frío que el resto.

Por otro lado, otro factor a tener en cuenta cuando hablamos de sensación térmica es el tiempo de exposición. “Si sale a la calle, se da un paseíto, se abriga y vuelve a casa, no le va a pasar nada, incluso puede sentir sensación de bienestar. Pero si va mal cubierto y se expone mucho tiempo, entonces vamos a entrar en hipotermia”, asegura el doctor Barberán.

¿Qué ocurre en nuestro cuerpo cuando nos exponemos a una temperatura baja?

Nuestro organismo, que se encuentra constantemente a unos 36ºC, tiene una serie de mecanismos defensivos de regulación, encargados de mantener un estado de comodidad idóneo para cada persona cuando las condiciones externas son adversas, con una temperatura ambiental demasiado baja, como es el caso ahora.

Nuestro cuerpo tiene dos mecanismos principales para combatir el frío, tal y como nos detalla el doctor Barberán. Uno es producir calor cuando tiritamos. Aunque pueda parecer contradictorio, “los escalofríos aumentan la temperatura corporal”.

La segunda medida es no perder el calor que tenemos mediante la disminución del diámetro de los vasos sanguíneos encargados de la circulación subcutánea. “Hay vasoconstricción. Se abren los de dentro, pero los pegados a la piel se cierran para no perder calor”, comenta el doctor. Así, cuando la temperatura exterior es baja, se mantiene un menor flujo sanguíneo logrando retener más calor corporal. El cuerpo pierde calor fundamentalmente por radiación, por lo que dicha vasoconstricción la evita.

¿Qué nos puede pasar si sufrimos hipotermia?

Eso sí, el doctor apunta que estos mecanismos van a fracasar si nos seguimos exponiendo al frío. “Al principio tenemos tiritona y la piel está fría”, pero podemos llegar a tener dificultad para respirar e incluso taquicardias. “Llega un punto determinado en el que si nos seguimos exponiendo al frío lo que ocurre es que los órganos se deterioran, su función va decayendo. Lo primero que decae es el sistema nervioso central, dice el médico, “nos vamos adormilando, vamos respirando con menor frecuencia hasta que perdemos el conocimiento”.

Los ancianos y los niños son los que tienen más riesgo de sufrir hipotermia. “Las personas mayores, las que tienen enfermedades de base o las que tienen alteraciones de la conducta o de la conciencia, no son capaces de percibir el frío que hace y entonces se exponen más, y van a sufrir una hipotermia mayor”.

Pero no hay que entrar en pánico. Las personas que normalmente están acostumbradas a vivir en climas bastante fríos, suelen tener una mayor tolerancia y no perciben esa sensación térmica que puede tener otra persona que vive en otro lugar y solo está de visita. “Si estamos acostumbrados al frío, el organismo está entrenado, lo tolera mejor. Igual que estamos acostumbrados al calor”, indica el doctor Barberán, que pone como ejemplo a las personas que viven en climas nórdicos y la adaptación de su cuerpo a esas temperaturas bajas tan constantes. “El organismo se entrena a todo. El acostumbramiento a todo hace que toleremos mejor los efectos adversos”.

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