Una sola botella de cristal puede provocar una catástrofe con esta ola de calor
COPE habla con los profesionales forestales para que nos ayuden a prevenir los incendios que arrasan unas 100.000 hectáreas anuales en España.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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España está en alerta por temperaturas extremas y por riesgo de incendios. El secretario general del Colegio Oficial de Ingenieros Forestales (C.O.I.T.F), Raúl de la Calle, explicaba en COPE que ese peligro aumenta este año en la primera ola de calor “porque no se ha cuidado el monte” durante los meses de confinamiento.
Los incendios queman en España una media de 100.000 hectáreas anuales de bosque y vegetación que tardará décadas en recuperarse. Sin embargo, este año arrancó con una meteorología bastante favorable. En los primeros siete meses del año se ha registrado un 40% menos de incendios que en 2019 y un 55% menos de superficie forestal afectada, pero en plena ola de calor se hace obligatoria extremar la precaución porque las organizaciones ecologistas denuncian que esta temporada se ha hecho muy poco en materia de prevención de incendios.
Para el secretario general del C.O.I.T.F. "los montes están abandonados y los incendios cada vez son más difíciles de abordar por el escenario de cambio climático, las altas temperaturas y el estado en el que se encuentran nuestros montes", ha insistido en COPE. A esto habría que añadir “la crisis que soporta el mundo rural donde se ha dejado de recoger leña, pérdida de caminos rurales ocupados por la vegetación, desaparición el pastoreo extensivo y un largo etcétera que ha hecho que se reduzca también la capacidad de detección de esos incendios en los momentos iniciales del fuego".
Por eso, Protección Civil Protección Civil y Emergencias mantiene la alerta riesgo de incendios prácticamente en toda la península y Baleares.
PREVENIR INCENDIOS FORESTALES
Protección Civil recomienda evitar estos incendios con unas sencillas medidas:
· Preste especial atención a las normas de la Comunidad Autónoma sobre prevención de incendios y periodos autorizados para realizar quemas de rastrojos.
· Evite arrojar cigarrillos, basuras y, especialmente, botellas de vidrio que hacen efecto lupa con el sol. Las negligencias provocan gran parte de incendios forestales.
· Se prohíbe encender fuegos u hogueras en el monte y terrenos próximos.
· Acampe sólo en zonas autorizadas, puesto que éstas cuentan con medidas de protección frente a un posible incendio y es más fácil la evacuación.
· Si descubre el fuego en su inicio, avise al 112 inmediatamente.
· En caso de verse sorprendido por un incendio, evite penetrar en el monte o bosque. Vaya siempre por zonas de gran visibilidad y libres de combustible.
· En caso de emergencia por incendio forestal, atienda siempre las indicaciones de las autoridades competentes.
BOSQUES ABANDONADOS
El problema se complica por la baja humedad relativa que hay en el aire y la gran cantidad de vegetación que tenemos en nuestros montes, la posibilidad de que se produzca un incendio nos llevaría a hablar de catástrofes de grandes dimensiones.
Iniciado el fuego, lo más importante, insistía Raúl de la Calle en COPE, es que “nuestros equipos de extinción, que son profesionales reconocidos internacionalmente, logren apagarlo en los primeros momentos, que es cuando podemos evitar que se convierta en una tragedia y un gran incendio forestal”.
Sabemos que más del 95% de los incendios forestales que se producen en nuestro país tienen detrás la actividad humana. Bien sea por una negligencia o de forma intencionada.
EL PLANETA EN LLAMAS
El número de estos siniestros se ha reducido un 36% en la última década, aunque ha aumentado significativamente la proporción de grandes incendios forestales (GIF), los de carácter más catastrófico, en los que arde el 40% o más de la superficie total afectada. Además, se ha incrementado el riesgo de oleadas de incendios extremos, que están vinculados al cambio climático y son muy peligrosos para la población. Son algunas de las conclusiones del informe “Incendios forestales 2020: el Planeta en llamas”, publicado recientemente por WWF.
En Portugal la situación es aún más grave, ya que es el país europeo más castigado por los incendios forestales, con un promedio anual de unos 17.000 fuegos, un 35% más que en España.
Tal y como ha indicado Raúl de la Calle en COPE, este "grave problema se debe a tres causas principales: el cambio climático, la despoblación del medio rural y la ausencia de gestión".
De hecho, los incendios forestales y el cambio climático son dos caras de la misma moneda. Las emisiones debidas a los incendios en 2019 experimentaron un repunte a nivel global y se liberaron 7.800 millones de toneladas de CO2, el equivalente a unas 25 veces las emisiones totales de España en un año.
El análisis de WWF destaca también la relación directa entre los incendios, la deforestación y las pandemias, porque la destrucción de los bosques, en especial los tropicales como la Amazonia, Indonesia o el Congo, posibilita que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de patógenos.
EXTINCIÓN COMO ÚLTIMO RECURSO
Los ingenieros forestales piden a las administraciones públicas que inviertan en proteger su patrimonio natural mediante la gestión forestal.
“Los profesionales que hemos sido preparados para el cuidado del monte sabemos que si no ha habido un tratamiento preventivo con una continuidad de vegetación cualquier incendio forestal se puede convertir en una verdadera tragedia. Por eso, nos decía este ingeniero forestal en COPE, “es un error tratar el problema de los incendios forestales solo desde el punto de vista de la extinción. Es necesario invertir muchísimo más en prevención. Si conseguimos reducir el número de incendios, y esto es una responsabilidad de todos nosotros, ya que el 95% de ellos están causados por el hombre, seremos mucho más eficaces con los medios de extinción que disponemos.”
Raúl de la Calle ha querido destacar en COPE que “el verdadero drama económico, ecológico y sobre todo social de un incendio comienza cuando éste se ha extinguido. Si no hay una buena planificación en los trabajos de recuperación de la zona quemada se convertirá en una catástrofe mayor.