Objetivo: acelerar la caída del abandono escolar
Se situó en el 13,2 por ciento en septiembre de 2024
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El 13,2 por ciento de los alumnos no va más allá de la ESO, de la educación obligatoria, en los estudios. Es la cifra más baja de nuestra historia, pero también la peor de la Unión Europea, solo por detrás de Rumanía, según los datos que ha hecho públicos hoy Funcas cuyos expertos consideran que el dato está estancado tras registrar un progreso lento en los últimos años.
Aunque el porcentaje español ha registrado una leve mejoría respecto al 13,7% de 2023 y al 13,9% de 2022, el progreso se ha ralentizado en los últimos años y la cifra aún está lejos del objetivo de la UE establecido en el 9% para 2030.
España ha logrado una notable reducción en la tasa de abandono educativo temprano, que llegó a situarse en el 30,9 por ciento en 2022. Sin embargo, en los últimos años, la convergencia con la media europea se ha ralentizado.
Esta brecha histórica se explica en parte por factores estructurales, como el menor desarrollo inicial del sistema educativo y las desigualdades regionales.
“La dificultad para reducir el abandono escolar por debajo del umbral del 13%-14% demanda la implementación de nuevas medidas educativas”, señala Ismael Sanz director del área de Educación de Funcas quien pronostica que terminaremos el año entre el 13 y el 13,1 por ciento.
Entre los factores que aumentan el riesgo del abandono escolar, los expertos citan circunstancias familiares complicadas, precariedad económica y la percepción de falta de utilidad en la educación. Muchos adolescentes sienten que lo que se les enseña carece de relevancia o interés para su vida.
Tal y como recoge el documental “Exit, Abandono Escolar”, también publicado hoy, el problema del abandono escolar afecta especialmente a estudiantes de entornos desfavorecidos, que se enfrentan tanto a la falta de referentes educativos como a barreras socioeconómicas.
La probabilidad de que un joven abandone los estudios es, según subrayan, 14 veces más elevada cuando su madre solo ha completado la educación primaria que cuando tiene estudios superiores.
En algunos casos, la falta de apoyo adecuado a adolescentes y jóvenes con diagnósticos de dislexia o TDAH agrava el riesgo de abandono. También presentan peores datos los jóvenes de origen inmigrante y los varones.
“El abandono escolar sigue reproduciendo desigualdades socioeconómicas, pero también se transforma: hoy, los hombres lideran las tasas de abandono escolar”, apunta María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas.
Una brecha que Sanz achaca a que los chicos priman más el corto que el medio y el largo plazo y a su maduración más tardía que la de las chicas que hace que para cuando quieren reaccionar a los 14 o los 15 años ya es tarde para recuperar las lagunas educativas acumuladas y ponerse al mismo nivel que el de sus compañeros de clase.
Un problema no solo educativo sino también social
Reducir la tasa de abandono escolar es importante no solo por sus efectos sobre la inserción laboral y la consolidación del empleo. Las personas que han alcanzado niveles formativos inferiores a Bachillerato o FP de grado medio tienden a mostrar a lo largo de su vida tasas más bajas de participación social, pero también a sufrir más problemas de salud o cumplimiento de la ley, entre otros factores que trascienden la educación formal.
El abandono temprano se asocia con menores tasas de crecimiento económico, menos ingresos fiscales, mayor desempleo y, en consecuencia, mayor demanda de prestaciones sociales, además de gastos más elevados en sanidad pública o en recualificación profesional del capital humano.
“El abandono educativo temprano sigue siendo uno de los mayores desafíos para el sistema educativo en España, por su impacto individual en las trayectorias de vida de los jóvenes y también por sus implicaciones en el desarrollo económico, social y cultural del país”, subraya Sanz
¿Cómo lograr alcanzar el 9 por ciento fijado por la UE para 2030?
Entre las medidas probadas científicamente por las que apuestan la puesta en marcha de campañas publicitarias para hacer ver a estos chavales que se juegan mucho más que un título; el refuerzo en grupos pequeños en lengua y matemáticas; la mentoría o acompañamiento de jóvenes de su mismo barrio que puedan servir de ejemplo o el aumento de los sueldos de los profesores en los centros con alumnado vulnerable.
El rol de los profesores cobra especial importancia a este respecto. Los expertos demandan una estrategia integral que incluya apoyo emocional, orientación vocacional desde edades tempranas, entornos inclusivos y políticas educativas que impulsen un aprendizaje sustantivo y flexible.
En la colaboración entre escuelas, familias y jóvenes reside otra de las claves para lograr una educación que prepare a las nuevas generaciones para incorporarse al sistema productivo en puestos adecuados a su cualificación y desarrollar una vida plena y activa en la sociedad.
Estimular la implicación de los padres en la educación de sus hijos; orientar a estudiantes y familias sobre los beneficios a largo plazo de la educación e implementar una oferta más amplia y flexible de FP.
Pero también los gobiernos y los gestores educativos han de comprometerse con estos objetivos, movilizando y asignando de manera eficiente los recursos y evaluando el resultado de que tienen las políticas que ponen en marcha.
Hoy en España únicamente 3 comunidades autónomas: País Vasco, Navarra y Cantabria están por debajo del objetivo del 9 por ciento.