Rescata a un "perrito" en la calle y al preguntar por su dueño se lleva la sorpresa de su vida
Se encontró a un "perrito" abandonado en mitad de la carretera, lo recogió y preguntó por su dueño. Jamás imaginaría lo que estaba por llegar
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los perros son mucho más que unos simples animales. Nos acompañan y sienten con nosotros los momentos de mayor dificultad en nuestras vidas. Es por esto por lo que no nos resulta extraña la siguiente historia que, a pesar de haber ocurrido en un lugar tan lejano como Japón, la puede entender cualquier persona del mundo que ame a los animales, a los perros o a sus mascotas. Conozcamos pues a Luna, la que, en realidad se trataba de una "perrita" abandonada en mitad de la calle, sola y sin nadie que cuidase de ella. O eso es lo que debió pasar por la mente de Marcy, el joven japonés que apenas intuía lo que estaba por llegar.
Una "perrita" abandonada en mitad de la calle con un gran secreto
Marcy paró su coche en mitad de una de las largas autovías que recorren Japón y decidió acercarse ante lo que creía era un pequeño perro. Se acercó y pudo confirmar que se trataba de una "perrita" y que su legítimo dueño no se encontraba en las inmediaciones. No lo dudó ni por un instante y recogió al pequeño e indefenso animal con la intención de encontrar al dueño que, seguramente, debería estar desolado al perder a su mascota.
El afortunado joven que se había encontrado con tan adorable criatura decidió llevárselo a casa. Alrededor de donde lo había encontrado no parecía haber nadie y qué mejor que el poder de las redes sociales para poder hacer llegar su mensaje sobre la "perrita" que había rescatado del frío y oscuro asfalto y reunir de nuevo a una familia que no debería estar pasando su mejor momento. Dicho y hecho. Marcy compartió la historia del animal al que bautizó como Luna con el ánimo de encontrar en el inmenso y en ocasiones solidario mundo de las redes sociales.
El secreto de Luna, una "perrita"... que no lo es tanto
Los mensajes sobre el aspecto de Luna no paraban de llegarle a un Marcy que se pudo haber sentido sobrepasado. Cientos y cientos de tuits en los que la gente se mostraba conmovida por la preciosa historia además de por el aspecto tierno e indefenso de la joven Luna. Pero algo ocurría. Había algo que no iba bien. Un mensaje llegaba insistentemente a Marcy precisamente sobre el aspecto de Luna. ¿Qué era? ¿Qué le pasaba? ¿Qué había de extraño en la pobre "perrita"?
El caso es que había en Luna un detalle que las redes no habían dejado escapar. Muchos de los seguidores de Marcy y personas que comentaban sobre Luna aseguraban que no se trataba de una perrita. Marcy no se lo podía creer. Es cierto que su aspecto no era el de un cánido al uso, de los que en Japón son populares como el mítico Hachiko que visitaba la tumba de su dueño muchos años después de fallecer.
La duda estaba sembrada en Marcy y decidió tomarse en serio lo que sus seguidores le sugerían en redes. Muchos de ellos tenían respuesta y apuntaban a que el animal en realidad se trataría de un zorro. No era una hipótesis descabellada. Sre trata de una especie común en el país y era cierto que algo en el aspecto de Luna no cuadraba del todo. Marcy decidió que lo llevaría a un veterinario para confirmar las sospechas.
Y las sospechas se confirmaron
Efectivamente, el veterinario acabó por certificar que la joven y pobre Luna era un zorro y no una perrita. Marcy no cabía en su asombro.
¿Qué hacer, entonces? Si Luna era un zorro en realidad, eso significaba que no tenía dueño, lo que además indicaba que se trataba de un animal salvaje. En Japón está prohibido adoptar zorros como mascotas. Esa no era opción, desde luego. Lo más sensato sería llevarla a un refugio en el que se pudiesen hacer cargo del animal hasta que creciese lo suficiente como para vivir en el mundo salvaje y desenvolverse por sí mismo, en libertad.
Así lo hizo y, con todo el dolor de su corazón, Marcy se tuvo que despedir para siempre de la que fue su joven compañera momentánea en un día en el que la carretera y la soledad unió a dos seres que siempre vivirán, de alguna forma el uno con el otro. Luna se quedó en el refugio, donde le indicaron al joven que la zorrita era demasiado joven como para soltarla al silvestre ambiente nipón, lleno de depredadores feroces.
Luna crecerá y aprenderá a valerse como un animal de su especie. Marcy, en cambio, no podrá olvidar aquel animal indefenso al que rescató de la carretera para devolverlo con un dueño que nunca había existido.