Animales entrañables que no son lo que parecen
Más allá de su tierna apariencia, algunos animales, pueden hacerte mucho daño
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Ojos grandes y brillantes, piel suave o una cara que derrocha simpatía. Hay ciertos animales que dan ganas de abrazarlos por su semejenza con un peluche, otros nos caen bien porque nos recuerdan a algún dibujo animado y otros, simplemente, nos los llevaríamos a casa porque son pura ternura, pero, ¡cuidado! porque detrás de su afable apariencia, pueden esconder una terrible criatura.
Koala
Tras su tierno aspecto de peluche se esconden unos animalitos desconocidos para muchos. Que no te engañe su apariencia, tras su suave pelaje y esos ojos que enternecen a cualquiera, estos animales pueden llegar a ser muy agresivos, sobre todo si se sienten amenazados. Cuentan con garras largas y dobles pinzas que utilizan para trepar por los árboles, pero también son un arma que puede hacer mucho daño.
Estos marsupiales suelen dormir entre 20 y 22 horas al días, solo comen eucalipto, su gestación dura 5 semanas y son animales muy longevos.
Ratón
En algunas ocasiones pequeñito, gracioso y aparentemente inofensivo. Nadie pensaría que un ratón, el mismo en el que se inspiró Walt Disney para crear el emblema de su factoría de animación, pudiera llegar a ser uno de los animales más peligrosos del planeta a causa de todas las enfermedades que pueden llegar a transmitir; nada menos que veinte agentes patógenos.
La salmonela, la leptospirosis, la enfermedad de Weil o el hantavirus son solo varias de estas enfermedades. Ratas y ratones han propagado miles de plagas y enfermedades que han matado más que muchas guerras.
Ardilla
Simpáticas, graciosas, inquietas, curiosas... son adjetivos que se nos vienen a la mente cuando pensamos en estos animalitos, pero no olvidemos que no dejan de ser roedores, y al igual que las ratas y los ratones, como hemos comentado anteriormente, pueden transmitir muchas enfermedades.
Suelen ser solitarias y agresivas, de hecho, las hembras conviven entre sí y los machos por su cuenta de manera independiente, sin relacionarse con ningún congénere. En la actualidad muchas son adoptadas como mascotas, al tratarse de un animal tan independiente, resulta complicado que se adapten a vivir en espacios cerrados.
Ornitorrinco
El ornitorrinco es un mamífero semiacuático y endémico de Australia y Tasmania, característico por tener un pico similar al de un pato, cola parecida a la de un castor y patas como las de la nutria. Puede que por su peculiar aspecto y su curioso nombre sea otro de animalitos que nos cae bien, pero debes saber que es uno de los pocos mamíferos venenosos que existen.
El macho de esta especie posee un espolón en la patas traseras, que libera un veneno que causa un intenso dolor.
Oso panda
Otro peluche viviente al que abrazarías sin parar de no ser porque tiene una de las mordidas más fuertes del reino animal. Los pandas han desarrollado músculos adicionales en su mandíbula para poder triturar el bambú.
Asimismo, sus patas tienen afiladas garras que pueden causar mucho daño con tan solo un zarpazo. Así que, si ves un adorable panda, reprime tus impulsos de cogerlo en tus brazos.
Loris Perezoso
El animalito estrella de las redes sociales esconde una criatura extremadamente peligrosa. Si ves a un loris con sus brazos levantados no es que te esté dando la bienvenida ni que se esté rindiendo a tus encantos, en realidad es una pose defensiva.
El Loris Perezoso posee una glándula que se aloja alrededor de sus codos, al levantar los brazos está acercando esa glándula a su boca para combinarla con su saliva y producir así un fuerte veneno, con el que posteriormente mancha la parte superior de su cabeza. Así logra convertirse en un alimento tóxico para cualquier depredador.
También pueden alojar el veneno en su boca para defenderse con peligrosas mordidas, que pueden llevar a un shock anafiláctico, afectando varios signos vitales hasta ocasionar la muerte.
Los delfines
Por norma general los delfines son animales bastante amistosos aunque hay registros de ataques hacia humanos.
Según los estudios que analizan la conducta de los delfines, las causas que se han identificado para llegar a atacar a seres humanos, son tres: defensa propia, necesidad fisiológica frustrada de apareamiento (estar en celo), o confundir a la persona con un miembro de ellos.
Conociendo un poco más de estos animales, si algo nos queda claro, es que las apariencias engañan y que por muy fuertes que sean los deseos de acunar a alguno de ellos en nuestros brazos, a veces es mejor verlos de lejos, incluso, de muy lejos.