El lado influyente de Carmen Polo: su sueldo tras la muerte de Franco y su papel en la elección de Juan Carlos
La viuda de Francisco Franco no solo fue el nexo de unión de su familia sino también uan pieza fundamental en el régimen de su marido
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La última obra del autor Mariano Sánchez Soler, La Familia Franco S.A., desgrana una de las grandes incógnitas en España y lleva a cabo una investigación con todo detalle —que le ha llevado más de treinta años— sobre la fortuna de Francisco Franco y todos sus herederos. Sin embargo, lo más revelador no ha sido exclusivamente dicha fortuna, sino el papel que llegó a desempeñar la esposa de Franco, Carmen Polo. Una figura fundamental dentro del régimen y de la familia del dictador.
El papel indispensable de Carmen Polo
La viuda de Francisco Franco falleció el 6 de febrero del año 1988. Después de haber estado casi doce años apartada de la vida pública, Carmen Polo falleció mientras dormía, a los ochenta y siete años de edad a causa de una bronconeumonía. Fue enterrada en un panteón del cementerio de Mingorrubio, en El Pardo. Lugar en el que, posteriormente, fueron llevados los restos de su esposo después de ser exhumado del Valle de los Caídos.
Durante su matrimonio, Polo demostró ser una mujer con temperamento que siempre luchó por mantener a la familia unida. Mandó sobre su hija, sus nietos e incluso sobre su esposo. Lo que es evidente es que su figura pasará a la historia, ya sea para bien o para mal, por haber sido una de las personas más influyentes de la dictadura de Franco.
De hecho, una de sus intervenciones clave tuvieron que ver con el nombramiento de Juan Carlos I como heredero al trono. Fue ella, quien en el año 1969, dio el visto bueno, tal y como recoge el autor en su obra. También tuvo mucho que ver en la elección de un nuevo presidente del Consejo de Ministros. Fue tras el asesinato de Carrero Blanco cuando Carmen Polo consiguió convencer a su marido para que Carlos Arias Navarro ocupara aquel puesto.
Su actividad y personalidad, tanto en el ámbito público como privado, hicieron que muchos la llamaran “la dictadora del Dictador”. Era la única persona que conseguía interceder y hacer callar a Francisco.
La muerte de Franco, la ruptura de la familia
No fue hasta la muerte del Caudillo cuando los esfuerzos de Carmen Polo comenzaron a desintegrarse. Poco a poco vio cómo su familia comenzó a romperse. De hecho, criticó muy duramente la obra póstuma del primo de su esposo, Francisco Franco Salgado-Araújo, porque consideró que sus palabras alteraban grandes aspectos de la personalidad del dictador.
Sin embargo, y a pesar de que las cosas cambiaron para la familia, Carmen Polo pudo disponer de un gran patrimonio inmobiliario y económico que había atesorado durante la dictadura franquista. De hecho, el rey Juan Carlos I le concedió por real decreto, el pazo de Meirás.
La pensionista mejor pagada de España
La viuda de Francisco Franco no solo fue una mujer temperamental, creyente y volcada con su familia, sino que también destacó su adoración por el poder. De hecho, Carmen Polo fue la pensionista mejor pagada de España por los sueldos que recibía de forma mensual desde la muerte de su marido en el año 1975 hasta el día de su muerte en febrero de 1988. Tal y como recoge Mariano Sánchez en su obra, durante seis años, Carmen Polo percibía una gran suma de dinero.
Recibía un total de 179.999 pesetas por ser viuda del jefe de Estado. 47.969 en concepto de pensión por una ley especial del 8/76. Por otro lado, también disponía de 75.930 pesetas de pensión por ser viuda de un capitán general, 66.640 por la Cruz Laureada de San Fernando y 53.312 por dos medallas militares recibidas en su nombre. Finalmente, Carmen Polo recibía también 40.110 pesetas de gratificación militar por cierre de escalas.
La suma total se eleva hasta las 894.960 pesetas cada vez en bruto. Tras las reducciones legales pertinentes, obtenía un total de 652.443 pesetas. Una cifra que se elevaba a los 12.529.440 pesetas al año en catorce pagas. Es decir, cuando murió, Carmen Polo estaba cobrando cuatro millones de pesetas más que el propio presidente del Gobierno, cuyo sueldo era de 8.263.476 pesetas en febrero del año 1988.