Brigada de Asalto 2506: el batallón que protagonizó la invasión fallida de Cuba en 1961
Se cumplen 60 años del asalto a Bahía de Cochinos, con el que Estados Unidos no consiguió apartar del poder al comunismo que representaba Fidel Castro
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace 60 años, Estados Unidos sufrió la que posiblemente fuese su mayor derrota frente al comunismo durante toda la Guerra Fría. Entre el 15 y el 19 de abril de 1961, tropas de cubanos exiliados apoyadas por el Gobierno de John Fitzgerald Kennedy invadieron Cuba por la bahía de Cochinos. Su objetivo era derrocar a Fidel Castro y poder formar un Ejecutivo provisional al que sí se reconociese a nivel internacional. Sin embargo, el ejército castrista sofocó la invasión de forma apabullante en menos de 65 horas.
Los protagonistas del asalto fueron los integrantes de la Brigada de Asalto 2506, homenajeados ahora con motivo de la efeméride redonda de su operación fallida. Esta es la historia de aquellos hombres que se aliaron con los estadounidenses para intentar cambiar el rumbo de su país.
¿Por qué se formó la Brigada de Asalto 2506?
En febrero de 1960, todavía con Dwight Eisenhower como presidente, Estados Unidos asistía a todo un movimiento en su contra liderado por Fidel Castro. Este se extendía por otros países de Latinoamérica, como Brasil, Argentina, Chile o Uruguay. El propio líder norteamericano pudo comprobarlo en primera persona en su único viaje a esta parte del globo.
A colación de ese sentir antiestadounidense, al mes siguiente ya se creó un plan de acción para contrarrestarlo desde la tierra de las oportunidades. Fue denominado Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro, con cuatro objetivos claros: crear una oposición a Fidel Castro fuera de Cuba, hacer propaganda contra el castrismo, responder a la oposición en el exilio también dentro de tierras cubanas y desarrollar una fuerza paramilitar fuera del país para llevar a cabo una futura acción guerrillera.
Fue la CIA la que puso la estructura necesaria para que los exiliados cubanos pudiesen organizarse convenientemente para luchar contra la Revolución cubana. A raíz de todas estas intenciones, surgió la Brigada de Asalto 2506, que empezó a organizarse en noviembre del 60. El entrenamiento de los mercenarios que la conformaron se dio en hasta cinco países: Estados Unidos, Panamá, Guatemala, Puerto Rico y Nicaragua.
Así fue la Brigada de Asalto 2506
A efectos de cifras, la Brigada de Asalto 2506 estuvo formada por 110 latifundistas, 24 grandes propietarios, 67 casatenientes, 112 grandes comerciantes, 194 exmilitares y esbirros, 179 acomodados, 55 magnates industriales, 112 lumpen (individuos socialmente marginados), 236 empleados fijos, 82 altos empleados y 200 socios de clubes aristocráticos.
La Brigada contó con cinco barcos, dos unidades de guerra LCI (Lanchas de Desembarco de Infantería), otras tres LCU (de desembarco múltiple), cinco tanques Sherman M-41 y camiones artillados del batallón blindado número cuatro. Para desembarcar a todo el personal en la bahía de Cochinos, se usaron cuatro barcazas LCVP.
Tampoco se pueden obviar los aviones de distinto tipo (hasta 30), cañones, morteros, rifles, carabinas, bazucas y pistolas que dieron cobertura al desembarco.
El fracaso de la Brigada de Asalto 2506 en cifras
En menos de tres días, todos los planes de la Brigada de Asalto 2506 para acabar con Fidel Castro se fueron al traste de forma apabullante. Los mercenarios exiliados sufrieron más de 200 bajas y hubo 1.192 asaltantes que fueron hechos prisioneros por el castrismo. 12 aviones fueron destruidos, con averías en dos buques de transporte y tres barcazas.
No sólo hubo que lamentar daños materiales, sino también económicos. En lo que respecta al Gobierno estadounidense, tuvo que pagar una indemnización de 63 millones de dólares a Cuba por los destrozos causados durante la invasión. Sólo así se logró la liberación de todos los hombres encarcelados por el régimen de Castro.
Los propios componentes de la Brigada también tuvieron que pasar por caja. Quienes más pagaron en lo monetario por lo sucedido fueron sus tres cabecillas: 500.000 dólares cada uno. 223 mercenarios se vieron obligados a abonar 100.000 dólares, 584 hicieron lo propio con 50.000 y 384 pagaron 25.000.
A pesar del ímpetu con el que se acogió el objetivo de acabar con Castro y sus acólitos, los recursos fallaron desde el principio. De hecho, algunos de los presentes en la invasión han reconocido que Estados Unidos se limitó, prácticamente, a oír, ver y callar. “Fue algo desastroso. Nos dejaron tirados. Ni siquiera avisaron (de cuándo había que invadir el territorio) al millar o más de hombres que había infiltrados en Cuba”, se sinceraba hace unos días uno de los miembros de la Brigada, Óscar Rodríguez.
“Los aviones (de Castro) no fueron destruidos por orden del presidente Kennedy. Los dejó libres para hacer ataques. El Gobierno estadounidense paró los bombardeos... y allá ustedes, básicamente”, contó también otro de los presentes en el ataque, Hugo Sueiro. Es el pesar en el que derivó una aventura en la que muchos cubanos descontentos confiaron y que acabó defraudándoles por completo.