Cien años del primer Remembrance Day: el origen de la tradición de la amapola de Reino Unido
La Royal British Legion comenzó en 1921 la tradición fabricando nueve millones de amapolas para recaudar fondos para ayudar a los militares veteranos y sus familias
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Con la llegada de noviembre, insignias de amapolas empiezan a surgir por las calles de Reino Unido en todo tipo de superficies. El motivo de portar este símbolo es recordar a todos los soldados que fallecieron en los conflictos bélicos en los que participó el país. En un principio, la iniciativa era para recordar a los fallecidos en la Primera Guerra Mundial, en la que se calcula que murieron uno 8,5 millones de soldados, pero posteriormente se extendió a todos aquellos que perdieron la vida luchando con las fuerzas armadas británicas.
Tradicionalmente se estableció este momento a las 11 del día 11 del mes 11, fecha en la que se firmó el fin de la Gran Guerra, pero actualmente el Remembrance Day (Día del Recuerdo) se ha extendido a varios días. No solo la gran mayoría de espacios públicos se viste con la 'red poppy', incluyendo comercios, taxis, etc. También gran parte de los británicos suelen portar en su ropa este símbolo en memoria de los fallecidos y las grandes personalidades se unen a este tributo para honrar a los soldados, aunque este recuerdo no está exento de polémica.
El poema 'In Flandes Fields', el origen de esta tradición
La historia de este símbolo tiene su origen en el poema ‘In Flandes Fields’ que escribió John McCrae, un teniente coronel médico de las Fuerzas Expedicionarias Canadienses. Este poeta perdió a un amigo en el conflicto en la matanza que se produjo en Flandes, en la que se estima que fallecieron unos 87.000 soldados del bando aliado y unos 37.000 del alemán, y al ver como los campos estaban rojos por la sangre de los fallecidos se inspiró para crear el poema. En primavera, este campo se volvió a teñir de rojo, pero esta vez por el colorido de las amapolas, y esto quedó como un símbolo de esperanza después de la tragedia.
Este impactante poema inspiró a Moina Michael, una académica estadounidense que hizo campaña para que se adoptase la amapola como recuerdo de las víctimas de la Gran Guerra. Poco más tarde, Anna Guerin, una mujer francesa que vivía en Londres impulsó la iniciativa de vender estas flores como tributo a los fallecidos.
Finalmente, el 11 de noviembre de 1921, hace 100 años, por la que la Royal British Legion, una organización benéfica británica que apoya a los militares veteranos y sus familias, fabricó nueve millones de amapolas para venderlas y recaudar fondos. Tal fue su éxito, que se empezó a repetir los siguientes años convirtiéndose en una tradición británica y una forma de honrar a aquellos que dieron la vida por Reino Unido. Todas las amapolas fueron vendidas de inmediato y se recaudaron más de 100.000 libras para ayudar a los militares veteranos del ejército británico.
¿Tributo o fanatismo?
La ‘red poppy’ es un símbolo de paz, pero como es lógico, el llevarla es opcional y depende de las experiencias y recuerdos de cada persona. Cada año se venden millones de símbolos de amapolas, pero esta tradición no está exenta de polémica.
Este símbolo ha generado un debate social. Por un lado, aquellos que defienden que es una señal de patriotismo y una forma de rendir tributo a los fallecidos en la guerra. Por otro lado, están los que piensan que en la actualidad este símbolo se ha convertido en una moda rodeada de fanatismos.
Esta contraposición de posturas ha llegado a las clases más altas de la sociedad, con personajes relevantes reivindicando sus posturas en los medios de comunicación. Jon Snow, presentador de noticias británico de Channel 4, decidió no portar la amapola y las críticas del público no se hicieron esperar, algo que el periodista utilizó para explicar que precisamente por ese fanatismo no la portaba. Otro rechazo que tuvo repercusión fue el de Ted Harrison, que creó una amapola gigante para colocarla en la catedral de San Pablo de Londres, pero aún así, criticó que se politizara la ‘red poppy’. “La memoria es un valor universal, más que patriótico y los políticos deberían mantenerse al margen de su utilización”, explica Harrison.
Los defensores de esta postura defienden que no están en contra de lo que representa inicialmente esta amapola, sino de la utilización que se le está dando para sacar rédito político y hacer que aumenten los fanatismos. Además, a esta postura se suman algunos conflictos históricos como el de Irlanda del Norte, ya que parte de la población sigue viendo a los militares ingleses como las fuerzas contra las que tuvieron que luchar y no están dispuestos a homenajearlas.
Las calles de Reino Unido perderán las ‘red poppys’ una vez se pase el Remembrance Day y el botín recaudado irá destinado a ayudar a los militares veteranos y a sus familias, pero la división de opiniones entre el apoyo y el rechazo a este símbolo se repetirá cada año desde finales de octubre al 11 de noviembre.