Las actividades extraescolares: siempre voluntarias y consensuadas

La sobrecarga es negativa para el bienestar de niños y adolescentes

Una profesora y una joven pintando
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Carmen Labayen

Carmen Labayen señala los consejos a la hora de elegir actividades extraescolares

Carmen Labayen

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A punto de estrenar septiembre, es hora de planificar las actividades extraescolares. Contribuyen al desarrollo integral de nuestros hijos, pero si nos pasamos afectan negativamente a su bienestar y rendimiento académico. La clave para acertar -según los expertos consultados por COPE- es que su elección sea consensuada con los hijos, que vayan voluntariamente y el equilibrio para que tengan también tiempo para el ocio y el descanso.

“Es importante elegir, de forma consensuada, tener en cuenta los tiempos no solo de la actividad, sino también del desplazamiento junto con el horario escolar y los deberes. También es necesario pensar en la diversidad y el equilibrio de las actividades entre lo que puede ser más académico y más de ocio y, por supuesto, que haya motivación. Una motivación que también puede variar con el tiempo y lo que un año les parece genial no tiene por qué ser lo mismo que el siguiente”, explica en COPE la directora general de FAD Juventud, Beatriz Martin Padura.

En FAD Juventud acaban de hacer pública una guía para padres sobre este tipo de actividades para niños y adolescentes con los principales consejos para equilibrar las extraescolares y evitar que acaben siendo una sobrecarga para nuestros hijos quienes a consecuencia de ello pueden experimentar ansiedad, frustración, tristeza, baja autoestima o una disminución de su rendimiento académico.

Cuando están bien elegidas y no saturan a nuestros hijos estas actividades- que se planifican para las tardes entre semana o los fines de semana- son, subrayan, un componente valioso para el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, ya que ofrecen oportunidades para la formación y el ocio, permitiéndoles relacionarse con sus iguales fuera del coloegio o el instituto. Facilitan que descubran nuevas habilidades o fortalezcan las que ya poseen, además de enseñarles a organizar su tiempo y responsabilidades, equilibrando tareas escolares y tiempo libre.

“Nosotros no decimos que haya un número ideal de extraescolares porque va a depender de cada hijo y también de su edad y porque es complicado cuando queremos meter las artísticas, las deportivas, los idiomas y las escolares, lo fundamental es que haya consenso. Solemos proponer más cuando son pequeños y después ellos van decantándose y reafirmando sus preferencias”, subraya la directora general de FAD Juventud.

La base de todo es el sentido común y la comunicación tanto a la ahora de inscribirse como si hay problemas y es bueno abordar cómo se sienten los niños y adolescentes en estas actividades, si se están agobiando o al contrario están contentos en ellas a la hora de decidir si siguen, paran o cambian.

Paula encantada con sus 5 extraescolares y su familia se sacrifica

La familia Miranda última los últimos días de vacaciones con un viaje a Madrid días antes del comienzo del curso escolar. Los padres consideran que mientras que las notas no se resientan y la economía familiar resista sus hijos pueden hacer todas las actividades fuera del colegio que quieran. Ellos están dispuestos a sacrificar tiempo y dinero para que ellos disfruten y tengan lo que ven como una muy buena oportunidad de crecimiento y diversión.

“Este año la niña ha estado apuntada en voleibol, música, patines, inglés, lenguaje de signos y creo que ya está. Y el niño tiene menos pero también es una buena batería, en su caso, fútbol, música e inglés. Pueden parecer muchas y también hay que poder financiarlas. Hacemos un esfuerzo tanto económico como logístico para poder llevarles a cada una de ellas porque todas no las hacen en el colegio”, explica a COPE la madre Ana de 48 años.

Fernando Miranda, de 49 años, considera que ellos se adaptan y se sacrifican “siempre y cuando haya un buen rendimiento académico. Si en el colegio van bien pueden hacer todas las extraescolares que sea. Si, en cambio, sus resultados no son buenos pues vamos quitando extraescolares”.

Su hija Paula de 11 años es consciente de esta situación. Quiere mantener sus 5 extraescolares porque según nos explica “ tengo tiempo para hacerlas y atiendo bien en clase”. De tener que elegir una única actividad se quedaría con voleibol porque “estoy con mis amigas y me gusta mucho”. Para Fernando que tiene de 9 años la prioridad es el fútbol al que no renuncia como tampoco al inglés que estudia más por costumbre y por continuidad.

No hay que forzar si los hijos no quieren

Paula y Fernando están encantados con sus extraescolares pero no es el fin del mundo si nuestro hijo o hija no quieren hacer este tipo de actividades: “en principio, no hay que forzar, en absoluto. Están tan sobrecargados que no es fácil. No pasa absolutamente nada porque no haya alguna actividad extraescolar, a veces, incluso no se puede ni financiar. Forzar el presupuesto o estar todo el día de la ceca a la meca no es necesario. Apuntar a los hijos a extraescolares no forma parte de ser un buen o mal padre, no lo es”.

Considera que la ansiedad de algunos progenitores para que destaquen y sean buenos en todo daña su salud mental por poner sobre los menores una exigencia significativa. Las actividades extraescolares pueden ser un complemento fantástico, pero deben dejar tiempo para jugar a los más pequeños y para el ocio a los adolescentes incluso para aburrirse y también para descansar. De todo ello depende su bienestar y también su felicidad.

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