Así es la vida de Ana Julia Quezada en la cárcel
Un funcionario de prisiones cuenta a COPE el día a día de la presunta asesina del niño Gabriel en la cárcel
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El juicio contra Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz, que se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por asesinato, ha comenzado este lunes en la Audiencia de Almería. La mujer lleva en prisión desde marzo del pasado año, cuando fue sorprendida con el cadáver del niño en el maletero de su coche.
La vida de Ana Julia Quezada en prisión no ha sido sencilla. Así lo ha explicado a COPE un funcionario de prisiones. La dominicana está en una cárcel de mujeres, la de Acebuche, en Almería, que cuenta con unas 50 presas. Cuando hace 19 meses ingresó en este centro penitenciario se le aplicó el artículo 75.2 para preservar su vida y su integridad física. Es decir: entró en régimen de aislamiento. Meses después pasó a un régimen normal, con contacto con otras presas, pero un altercado con varias -que conocían bien quién era- hizo que pidiera regresar al inicial.
¿Y en qué consiste este aislamiento? En que pasa la mayor parte del tiempo en una celda de unos diez metros cuadrados cuya ventana da a un pasillo interior para evitar que otras internas la insulten. La celda tiene ducha, lavabo y televisión. Y en ella está casi todo el día. El desayuno, la comida o la cena la realiza en este habitáculo. Ojo porque no está sola. Con ella comparte celda una presa de acompañamiento que da cuenta a la dirección del centro de su día a día o de si vez observa algún comportamiento fuera de lo normal. Con esta presa a veces juega a juegos de mesa. ¿Y el exterior? Ana Julia solo sale al patio cuando no están el resto de presas. Puede hacerlo durante unas horas al día. Sin embargo, lo habitual es que no agote este tiempo. Prefiere su celda, su aislamiento, donde muchas veces se dedica a leer. Hay un punto de inflexión en esta vida rutinaria: en la pasada Nochevieja trató de suicidarse realizándose algunos cortes en su cuerpo.
Ana Julia Quezada apenas recibe visitas. Solo las de su abogado Esteban Hernández Thiel. Tampoco realiza llamadas al exterior pese a que puede hacerlo. En definitiva: no es una presa que de problemas. Prefiere el silencio y casi casi el anonimato.