7 de cada 10 análisis médicos pasan por el laboratorio

Cada vez son más rápidos y están más robotizados

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Ana Palacios te cuenta cómo cada vez los diagnósticos médicos son más rápidos y están más robotizados

Ana Palacios

Publicado el - Actualizado

8 min lectura

¿Quién no se ha hecho alguna vez un análisis de sangre? ¿O de orina? Todos sabemos cómo funciona, porque es una práctica muy habitual. Pero muy pocos conocen el trabajo de los expertos cuando se cierran las puertas de los laboratorios. Los pasos intermedios antes de conocer el resultado. En 2020 se realizaron en España más de 700 millones de pruebas de laboratorio, frente a los 60 millones anuales de pruebas antes del COVID. Los análisis clínicos se han multiplicado por 10.

Este aumento marcado por la pandemia ha tenido además un gran impacto en la labor de los laboratorios que han tenido que acelerar sus procesos por la imperativa necesidad de tener lo antes posible los resultados de los test para frenar así nuevos contagios.

El día a día del laboratorio

Es curioso que siendo un sector que interviene en más del 70% de las decisiones médicas siga siendo tan poco conocido.

“El paciente lo que normalmente sabe es que le hacen un análisis, pone el brazo, le sacan sangre, luego van al médico y le dicen si está bien o no, y no sabe más, no conoce lo que hay detrás. No sabe qué hacemos con su muestra ni como la trabajamos”, explica a COPE Antonio Buño, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Laboratorio https://www.seqc.es/.

Belén trabaja en el laboratorio de un hospital de Madrid, y nos explica los pasos que se dan ante un análisis. Primero se toma las muestras, que es lo que todo el mundo conoce. Esos tubos llegan al laboratorio y una vez se ha comprobado que todo es correcto, se centrifuga: “por poner un ejemplo, en una analítica de un preoperatorio, hacemos un sistemático de sangre donde interpretamos la cantidad de glóbulos blancos o rojos, luego en el tubo de coagulación analizamos como va reaccionar el paciente ante una operación y sí tiene patologías, y por último está prueba bioquímica donde medimos parámetros como la glucosa y todo lo que nos haya pedido el médico”.

Para los profesionales que trabajan en los laboratorios clínicos es fundamental tener una buena muestra y manejarla bien. Para algunas pruebas el tiempo es clave, no es lo mismo que hayan pasado 15 minutos desde la obtención de la muestra o que haya pasado más tiempo; también es importante que esa muestra se transporte a una temperatura u otra o que esté expuesta a una luz u otra. A esto lo llama el doctor Buño la fase preanalítica.

Una vez está todo procesado, cada uno de los tres tubos con los que se ha trabajado va a una máquina distinta. Dentro estarán entre 45 minutos o una hora. Aunque las analíticas de urgencia se pueden hacer en menos tiempo. Belén explica que: “una vez tenemos todos los parámetros, comprobamos que los resultados son correctos. Hay veces que se repiten porque nos han salido alterados, y puede ser por un simple mal pinchazo o una vía mal puesta, por eso siempre se comprueba, a veces incluso llamando al paciente”.

En las últimas décadas el número de muestras que llegan a los laboratorios se ha multiplicado. Y para poder con todo este volumen usan robots. Hay laboratorios que en un día pueden llegar a manejar hasta 7.000 muestras, más de 15.000 tubos. Por supuesto, esta cantidad es inviable sólo a mano, por eso utilizan la tecnología para clasificarlo.

Posteriormente estas muestras ya clasificadas se envían a otros equipos que son los que se encargan de analizarlas. Los laboratorios son los grandes generadores de datos, en un día pueden llegar a emitir 20.000 resultados, lo que hace que sea necesario que en un laboratorio haya un buen sistema de información.

¿Porque es tan importante su trabajo?

En el laboratorio se gana tiempo para el paciente. La principal función del especialista de laboratorio es el de aportar el conocimiento necesario para la prevención, el diagnóstico, el pronóstico y el control terapéutico, esenciales en para la toma de decisiones médicas.

Según Buño es imposible entender la medicina moderna, sin entender el laboratorio clínico. El análisis es una parte de la medicina: “cuando un médico se enfrenta a una duda clínica, un diagnóstico o un pronóstico, tiene incertidumbres y la manera de disminuirlas es a base de pruebas de imagen y pruebas de laboratorio. No podemos estar abriendo en abdomen para coger una muestra de hígado para ver cómo funciona, lo hacemos de forma indirecta viendo lo que ocurre en la sangre”.

“Con un análisis clínico podemos llegar a saber desde enfermedades como la diabetes hasta el funcionamiento de órganos”. Belén cree que su función es fundamental dentro de un hospital: “un paciente que llega a urgencias con un infarto de corazón, le extraemos un tubo de sangre y enseguida lo metemos en la máquina. Ahí valoramos la troponina, que es un tipo de proteína que se encuentra en los músculos del corazón y que es un indicador de sí le está dando un infarto o no. Es una forma rápida de actuar y de poner medios antes de que llegue a más”. Según Belén, todo el mundo debería hacer una analítica al año sólo por prevención.

El laboratorio es sin duda, un área de la medicina que ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. Cada vez es más frecuente que se necesiten unos análisis clínicos antes de cualquier otra prueba médica. Te ayuda a tomar una decisión, que puede ser no hacer nada, cambiar de tratamiento, cambiar de diagnóstico. Hoy en día es imposible entender una consulta o una cirugía sin el laboratorio. Es como ir a ciegas.

El trabajo en los laboratorios es fundamental, no sólo ayuda a priori para saber qué tipo de enfermedad tiene una persona, sino que una vez que tenemos claro el diagnóstico, podemos llegar a saber el tipo de pronóstico: “podemos saber si un paciente u otro, con la misma enfermedad tiene mejor o peor pronóstico en los próximos 5 años”. Buño explica que ya no basta con decir si un tumor está extendido o no, o qué tipo es; hoy en día hay que caracterizarlo geneticamente porque en ocasiones hay tratamientos más específicos.

Tecnología e inteligencia artificial

La tecnología ha revolucionada los laboratorios. Permite a los expertos ver cosas que antes era imposible, según Buño “nos permite adelantarnos y hacer diagnósticos mucho más personalizados, lo que nos ayuda a establecer pronósticos y tratamientos de otra manera. A veces un mismo tratamiento puede llegar a ser más tóxico para una persona que otra, y la tecnología nos ayuda a adaptar las pruebas ya no a los perfiles sino al paciente, porque no todos son iguales”. Sería como hacer trajes a medida de lo que cada paciente necesita.

En los laboratorios se empieza a utilizar ya herramientas BIG DATA o de inteligencia artificial. Para Buño esto va a cambiar el paradigma no sólo de esta especialidad, sino de la medicina al completo: “gracias a la inteligencia artificial el personal de laboratorio tendrá en un futuro próximo la posibilidad de incidir en el pronóstico de los pacientes, contactando con ellos y haciéndoles saber si el seguimiento le va bien o no”. Se trata de ser más participativos y ganar tiempo para el paciente. Con la inteligencia artificial cada vez se va a ir acotando más la incertidumbre diagnóstica, para llegar a unos resultados más personalizados y certeros.

Los algoritmos ayudan a los médicos a analizar millones de estudios en cuestión de minutos. Tradicionalmente este trabajo de evaluación de cultivos se hacía a mano y de forma visual, siguiendo protocolos prefijados. Con la inteligencia artificial el acceso a todo tipo de imágenes digitales es mucho más claro, permite interconectar unos resultados con otros procedentes de las bases de datos, historias clínicas, guías médicas. Se cruza la información.

En el Hospital la Fe de Valencia ya trabajan con robots. Se trata de un nuevo sistema de robotización inteligente para la manipulación de 3.000 muestras diarias. Cada tubo se desplaza montado en un coche independiente e inteligente, la cadena dispone de 357 coches que se mueven a través de un GPS para asegurar que se realiza el recorrido más eficiente, sin atascos, y abarcando el proceso analítico completo. Además, el nuevo sistema de robotización incorpora un sistema de inteligencia artificial para poder facilitar análisis BIG DATA y machine learning a tiempo real y de forma automatizada, combinando distintas fuentes de datos del paciente. Esto puede ayudar tanto a la toma de decisiones, como a un diagnóstico temprano.

Otros test menos conocidos

Los test más utilizados en laboratorios clínicos y a los que se denomina matrices tradicionales son el de sangre y el de orina. Pero hay otras alternativas que poco a poco se van incorporando y que revelan una información crucial.

La saliva, puede ser igual o más informativa incluso que la sangre. Con ella podemos llegar a medir hormonas, encinas o sustancias tóxicas.

Otra opción es analizar el sudor, y de hecho según los expertos consultados por COPE en algunas ocasiones sólo tiene sentido hacer esta prueba, porque las glándulas sudoríficas dan mucha información. Por ejemplo, la prueba puede diagnosticar la fibrosis quística que es una enfermedad hereditaria, que produce más mucosidad y sudor, que se acumula en los pulmones y puede causar mucho daño.

Las uñas, fisiológicamente pueden registrar la historia de los desequilibrios recientes, pueden detectar deficiencias nutricionales, reacciones a los fármacos o intoxicaciones. Mucho tiene que ver el crecimiento medio de las uñas que oscila entre 2 y 3 milímetros al mes. Las uñas de la mano tardan entre 3 y 6 meses en renovarse completamente.

Un último ejemplo son las muestras de pelo. No es un test nuevo, pero poco a poco se va incorporando más. No es habitual ni frecuente su uso en los laboratorios, pero el pelo tiene la capacidad de medir la acumulación de sustancias de largo tiempo, puede llegar a hablar de una intoxicación de más larga duración que en las otras muestras igual no vemos. Ayuda a la medición de algunos tóxicos, metales como el mercurio y en ocasiones hormonas. Puede dar información complementaria a la sangre y a la orina.

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