Juegos, llantos y todo mirando a cámara: cuáles son los límites de exponer a menores en redes sociales
Hablamos con 'Mamá de Rizos', una influencer con más de 50.000 seguidores para conocer las fronteras a la hora de exponer su día a día y con un abogado para conocer el marco legal
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Las redes sociales, sí, ese mundo virtual que cada vez forma más parte de nuestro día a día y en el que más nos apoyamos. Twitter, Facebook, Instagram e incluso TikTok, se convierten en nuestras ventanitas al mundo exterior, llegando a enterarnos, gracias a ellas, de miles de cosas que pasan al otro lado del charco.
Para que te hagas una idea, pasamos una media de dos horas y media al día en redes sociales, según un informe de la compañía GWI. Una auténtica barbaridad.
Sí, las redes sociales nos sirven para informarnos pero, sobre todo, para entretenernos. Y para ello, hemos creado una figura que se ha convertido en todo un empleo: los influencers.
Esas personas que se dedican a las redes sociales, creando contenido, siendo cabeza de campañas de publicidad para muchas marcas, y ganando dinero a través de ello. De sobra conoces nombres como María Pombo, Dulceida o Laura Escanes, con millones de seguidores, y que pueden llegar a cobrar unos 3.000 euros por publicación.
Pero, entre publicidad y publicidad, enseñan gran parte de su intimidad. Desde cómo es su día a día, hasta lo que comen, extendiendo esta exposición a sus más allegados.
Por eso mismo, no es extraño ver cómo nos muestran a sus hijos. Algo que, cada vez más, ha sido duramente criticado por los usuarios de las propias redes sociales.
La última en sembrar la polémica ha sido Samantha Vallejo-Nágera, reconocida jueza de Masterchef. Y es que subió un vídeo a su cuenta de Instagram en el que se veía, sin pixelar, a su hijo de 12 años mientras lo castigaba y lo hacía llorar.
Un vídeo que no tardó en borrar de sus redes, y en cuyo lugar, subió otro pidiendo perdón. Pero, para muchos, el daño ya estaba hecho.
Por eso mismo, vuelve a surgir la gran pregunta: ¿hasta qué punto es legal sacar a los menores de edad en nuestras redes sociales? Si queremos mostrarlos en las redes, ¿cómo protegemos su intimidad?
'Mamá de Rizos', con los límites muy claros a la hora de exponer a sus hijos
Enfermera, bloguera pero sobre todo, madre. Esa es Sonia Cámara, aunque en sus redes sociales la conocerás por Mamá de Rizos. Allí comparte consejos sobre la crianza y sus propias experiencias, mostrando, con mucho humor, su día a día.
No es para menos, porque le observan 53.000 personas diariamente. Que ya es decir. Bueno, a ella, y a su familia, porque de vez en cuando aparecen por su feed su marido, con quien forma un tándem perfecto que se evidencia en sus reels, y sus hijos, de tres y un añito.
Sin duda, ellos son el centro de atención cada vez que los muestra, y sí, aunque les saque la cara en su cuenta, tiene muy claros cuáles son sus límites.
“Nunca jamás voy a compartir cosas que les pueda avergonzar o que invada su intimidad, desde el punto de vista de mostrar partes de su cuerpo o situaciones donde ellos se sientan mal o estén llorando...Cualquier cosa que en algún momento les pudiera avergonzar, incomodar o molestar” comentaba.
Por supuesto que, aunque su Instagram se haya convertido en todo un canal de comunicación y sus seguidores puedan sentirla cerca, no enseña cada parte de su vida y, mucho menos, la de sus hijos.
Eso no exime, evidentemente, que comparta sus experiencias teniendo claro que los límites de la exposición han de salvaguardar en todo momento la intimidad de su hogar.
Pero, ¿cómo decide qué publicar y qué no? “Me imagino en un futuro que ellos puedan verlo y decir que por qué subí eso o yo me imagino qué me habría molestado a mí de pequeña...Ahí tengo la respuesta. Nunca subiría un castigo o un enfado” sentenciaba.
Y esa exposición diaria acarrea, y mucho más en redes sociales, comentarios negativos que, gracias a Dios, no son muchos y prefiere ignorar. Eso sí, ¿tiene miedo a que esto les afecte a sus hijos?
“No me gustaría que pasaran cosas como que en algún momento alguien les diga algo por pertenecer a esto, pero creo que lo que estamos haciendo es un proyecto súper bonito del que ellos van a formar parte y se van a sentir orgullosos” añadía.
Un proyecto que nació hace casi dos años como un blog para compartir su experiencia en la maternidad que fue progresando de forma natural.
“En ningún momento dije 'venga, vamos a hacer esto', todo fue pasando poco a poco. Comparto cosas de mi vida en Instagram y al final, cuando llegaron los niños, son una parte tan importante de mi vida, que fueron apareciendo. Surgió así” nos confesaba.
Ha crecido tanto que son casi 54.000 seguidores los que acumula en la red social y a los que dedica todo su tiempo cada vez que puede. Y sí, nos asegura que hay partes muy complicadas y muchos comentarios negativos y dañinos, pero, sobre todo, mucho amor por parte de sus seguidores.
Y que siga siendo así, porque, como dice, es un proyecto muy familiar que divierte, informa, entretiene, pero sobre todo, ayuda a muchos otros padres.
Y, legalmente, ¿cuáles son los límites?
Tenemos que partir de la base de que sí, mostrar a los menores en redes sociales no incurre en una ilegalidad. Ahora bien, ¿hasta qué punto podemos calificarlo de sobre exposición?
Efrén Santos Pascual, abogado especializado en Nuevas Tecnologías y socio del Despacho ICEF Consultores, tiene claro cuáles son esas fronteras legales.
“Gracias a la nueva Ley Orgánica de protección de datos se permite la posibilidad a estos menores de, cuando crezcan y sean mayores de edad, tengan la posibilidad de solicitar la eliminación de esas fotografías donde ellos aparecen y proteger esa exposición” nos comentaba.
Eso sí, cree que una denuncia cuando ese menor de edad tenga conciencia, tendría poco recorrido “salvo que esa sobre exposición le haya perjudicado en su vida profesional y personal” añadía.
Por supuesto, como bien comenta, hay que velar por el bien del menor y se presupone que los padres, tanto en redes sociales como no, lo hacen.
“Aquí el problema es que ese influencer tiene carácter público, pero su hijo no lo tiene, ni el poder ni potestad de decisión de aparecer o no en redes sociales” sentenciaba.
La posibilidad de denunciar, a la larga, sería en el Ministerio Fiscal o en cualquier colectivo de protección de menores que considere que la exposición pueda ser perjudicial para el menor.
Aunque, como bien dice, si bien es legal y, en principio, no hay regulación legal en esta exposición, hemos de acudir a la ética de qué compartir y qué no en nuestras redes sociales. Sí, ese mundo que es una ventanita al exterior pero que, mal utilizado, puede convertirse en una casa en llamas.