Lista de espera para mudarse de la ciudad al campo y lograr sobrevivir

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) hay casi un millón doscientas mil hogares que viven con todos sus miembros activos en paro

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Cada vez son más las familias que desean mudarse de la ciudad al campo ante la imposibilidad de salir adelante en las grandes urbes. Es el caso de Fátima y Emilio y de sus 7 hijos quienes gracias a la Fundación Madrina han cambiado la barriada madrileña de Pan Bendito por el pueblo de Santa María del Berrocal en Ávila. Un giro total en sus vidas al que aspiran al menos otras 500 familias que están en lista de espera.

Son los llamados “pueblos madrina” y la filosofía es sencilla y práctica. Los ayuntamientos de municipios situados en zonas rurales y despobladas ceden viviendas y, a cambio, ganan nuevos vecinos. Gente joven con niños y dispuestos a trabajar como Emilio y Fátima, a punto de ser padres por octava vez y de otras 300 familias, que venían de entornos y condiciones de vida muy difíciles, y que han contribuido a repoblar pequeños pueblos en las provincias de Ávila, Guadalajara, Castilla-León, Segovia y Extremadura.

Emilio y Fátima y sus 7 niños llegaron a Santa María del Berrocal el pasado viernes. Desde hace más de un año Emilio está en el paro, perdieron su casa y se mudaron con la madre de Fátima con cuya pensión de aproximadamente 400 euros sobrevivían los 10 apilando cada día los colchones de mayores y niños.

Ahora y, en unas cuantas horas, su vida ha dado un giro total, tienen espacio y perspectivas de trabajo, una oportunidad para salir adelante.

“Abres las ventanas y ves la montaña y eso para los niños es, madre mía, que es que no tiene precio pueden correr y saltar todo lo que quieran que no hay coches” subraya Fátima llena de felicidad.

Aún se sigue pellizcando: “es algo que piensas que nunca te va a tocar a ti, tan solo le pasa a la gente rica, pero a tí con lo mal que lo llevas, que no tienes nada pues no, es que es increíble”.

En el pueblo les han recibido con los brazos abiertos y con una vivienda en la que caben todos explican a COPE. Tanto que les han dado patines para los niños, muebles y lo que más necesitaban.

“Me han ofrecido un trabajo ya y la semana que viene ya me van a hacer los papeles para trabajar en una empresa que se dedica a la albañilería, construcción y pintura. Yo creo que puedo encajar y aprendo rápido” señala Emilio.

“Eso de que los niños vienen con un pan debajo del brazo es cierto ¿eh? Bueno a mí me ha pasado con el octavo, pero mejor que nada, mejor tarde que nunca” asegura entre risas su mujer.

Fátima también tiene perspectivas de encontrar un trabajo cuando dentro de dos meses nazca su bebé, una niña que será su octava hija. Y es que en el pueblo de algo menos de 400 habitantes viven muchas personas mayores que necesitan ayuda y cuidados y es algo compatible “con el cuidado de los niños porque aquí en el pueblo además del colegio hay guardería”.

Si a alguien ha hecho especialmente feliz la llegada de esta familia y de otra más también instalada allí por la Fundación Madrina es a Rosi la profesora del colegio. En Santa María del Berrocal vivían con la amenaza permanente del cierre que estaba garantizado para el próximo curso y gracias a los nuevos vecinos ahora no solo pueden seguir abiertos, sino que ya han pedido a la Junta de Castilla y León desdoblar el aula para tener dos clases y no solo una. De tener 4 alumnos este curso pasarán a ser 14 niños.

“Y es que como dos ya son mayores el año que viene en primaria nos quedábamos con dos niños por lo que o buscábamos una solución o cerrábamos el colegio y no queríamos cerrar el colegio”, explica a COPE.

Vieron la oportunidad en el proyecto de la Fundación Madrina. “Y el resto de los niños están encantados, estaban deseando que vinieran otros niños, el día que se lo dije saltaban de alegría. Y es que claro están cuatro”, dice Rosi.

“A parte de lo que nos ayudan ellos a nosotros, nosotros somos conscientes de que también les ayudamos a ellos, y, en concreto, a esos niños para que tengan un lugar donde vivir a gusto y un colegio” añade.

Otros 1.000 niños viven realojados junto a sus familias en diferentes pueblos de la España vacía gracias a la Fundación Madrina que reubica cada semana hasta a 3 familias y 15 niños en zonas rurales.

Según señala su presidente Conrado Giménez “son cada vez más las familias vulnerables y en especial las familias españolas que nos llaman desde que comenzó la pandemia y sus drásticas consecuencias económicas. Cada día más de 10 familias en situación de calle llaman a nuestra puerta y las ciudades pueden convertirse en una trampa mortal para ellas".

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) hay casi un millón doscientas mil hogares que viven con todos sus miembros activos en paro. La mayoría buscan alguna oportunidad como la que ahora tienen Emilio y Fátima.

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