Miles de venezolanos trabajan en negro en España a la espera del permiso de residencia
Eduardo, piloto, 61 años: “Da rabia estar aquí y tener que mendigar”
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“Los primeros seis meses no se trabaja aquí, los primeros seis meses tienes que sobrevivir como sea, y me tocó cuidar personas, entregar publicidad, he hecho de todo por sobrevivir”, nos cuenta Moisés, periodista, 28 años, y que lleva ya dos años en España.
Miles de venezolanos -que han huido de su país por ser víctimas de persecución política, o por el creciente deterioro de las condiciones sociales y económicas- están en España trabajando ilegalmente para cubrir sus necesidades básicas. No pueden encontrar un empleo con un contrato legal porque la actual legislación les impide disponer de un permiso de trabajo durante sus primeros seis meses de estancia en territorio español, según nos han contado varios de ellos que han estado ejerciendo de jardineros, profesores, repartidores, cuidadores...
Julia llegó hace casi un año, con sus dos hijos de 3 y 9 años, aún no tiene permiso de trabajo, y tanto ella como su marido se ganan la vida con un empleo “en negro”, trabajando “en nombre de terceras personas” como mensajeros.
Magdalena está en España desde hace tres años y medio, ha trabajado “en negro” bastante tiempo, y sigue haciéndolo. Reparte publicidad, y nadie la quiere contratar por su edad, tiene 58 años. Explica que compartía un negocio -en un mercado- con su hermana, pero se tuvieron que ir de Venezuela “porque hay un grupo que se llama los colectivos, y te seguían, te perseguían, te querían robar...”
Eduardo es piloto, tiene 61 años, y casi 40 de ellos se los ha pasado volando una avioneta. No quería irse de su país, pero asegura que tuvo que “venirse de carrera, porque si no me matan, soy opositor”. No encuentra empleo en España y dice que “da rabia estar aquí y tener que mendigar porque uno no tiene como trabajar”.
Son muchos los que no entienden por qué las normas no les permiten ganarse la vida legalmente en nuestro país, como David, profesor de inglés de 28 años, que -al principio- buscó alumnos por internet. No comprende “por qué en los primeros seis meses no se puede trabajar, si hay tanta guerra contra el trabajo negro por qué obligan a la gente a trabajar en negro, no tiene sentido”.
La ausencia de permiso de trabajo no es el único problema al que deben hacer frente estos venezolanos. También encuentran dificultades para alquilar casa o abrir una cuenta bancaria.
Para sobrevivir a veces se ven obligados a pedir apoyo. Sofía -casada y con tres hijos pequeños- está agradecida “a la iglesia, porque aquí Cáritas te ayuda, te brinda la mano y te da la comida, y no nos tocó pasar hambre”.