¿Quién era Nobel y qué poderosa razón le llevó a donar su extensa fortuna a los premios?

Un día como hoy en 1895, Alfred Nobel disponía en su testamento que las rentas de su fortuna se distribuyeran en los cinco premios Nobel que conocemos, por una razón de peso

Alfred Nobel

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Un día como hoy en 1895, Alfred Nobel disponía en su testamento que las rentas de su fortuna se distribuyeran en los cinco premios Nobel que conocemos por una razón de peso que le atormentaba.

En la Suecia de 1863, Nobel estudiaba los explosivos. Descubrió cómo controlar con un detonador las explosiones de la nitroglicerina, que había sido inventada por el italiano Ascanio Sobrero. Cuatro años más tarde lograba la dinamita, que mermaba considerablemente la posibilidad de accidentes provocados por la manipulación de la nitroglicerina. Precisamente esta fue la razón de la muerte de su propio hermano Emil y de varias personas que trabajaban entonces en su fábrica, lo que le granjeó fuertes críticas, aderezadas con una larga depresión.

En 1888, tras la muerte de su hermano leyó en la prensa francesa una artículo titulado "El mercader de la muerte ha muerto", que le llevó a plantearse su aportación a la humanidad y a preguntarse cómo sería recordado una vez dejara este mundo.

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TESTAMENTO

Nobel era un solitario, nunca contrajo matrimonio ni tuvo hijos. Amasó una gran fortuna gracias precisamente a la dinamita y a otros inventos que había creado, pero la culpa por estas muertes y por el mal que este invento, utilizado en guerras, pudiera haber causado a la humanidad, le llevó a escribir un testamento que pasaría a la historia.

En el escrito, su familia apenas recibía una pequeña cantidad de su inmensa fortuna. Con la mayor parte, el 97%, valorada a su muerte en 33 000 000 de coronas, instituyó un fondo para premiar a los mejores referentes que llevasen a cabo "el mayor beneficio a la humanidad" en cinco campos; la física, la química, la fisiología o medicina, la literatura y la paz.

En su testamento dejó escrito detalladamente los requisitos para optar a los prestigiosos premios que conocemos hoy en día: "La totalidad de lo que queda de mi fortuna quedará dispuesta del modo siguiente: el capital, invertido en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyo interés será distribuido cada año en forma de premios entre aquellos que durante el año precedente hayan realizado el mayor beneficio a la humanidad. Dicho interés se dividirá en cinco partes iguales, que serán repartidas de la siguiente manera: una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante dentro del campo de la física; una parte a la persona que haya realizado el descubrimiento o mejora más importante dentro de la química; una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del campo de la fisiología o la medicina; una parte a la persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia idealista dentro del campo de la literatura, y una parte a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y para la celebración y promoción de congresos por la paz. Los premios para la física y la química serán otorgados por la Academia Sueca de las Ciencias, el de fisiología y medicina será concedido por el Instituto Karolinska de Estocolmo; el de literatura, por la Academia de Estocolmo, y el de los defensores de la paz, por un comité formado por cinco personas elegidas por el Storting noruego. Es mi expreso deseo que, al otorgar estos premios, no se tenga en consideración la nacionalidad de los candidatos, sino que sean los más merecedores los que reciban el premio, sean escandinavos o no".

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