Trabajan en tu casa pero se sienten invisibles

En España trabajan como empleadas del hogar 630.000 personas

Los empleados del hogar trabajan en tu casa pero se sienten invisibles

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Parte de las 630.000 personas, en su mayoría mujeres inmigrantes, que trabajan en los hogares españolas se sienten invisibles. La mitad no tienen por escrito su contrato de trabajo ni están inscritas en la seguridad social. De hecho se estima que un 40 por ciento del empleo doméstico en España forma parte de la economía sumergida.  

Son datos del informe “Visibilizar lo invisible” que ha hecho público el Servicio Jesuita a Migrantes que tras analizar más de cien casos concluye que 7 de cada 10 trabajadoras del hogar realizan tareas que no les corresponden, tienen horarios interminables y menos de 10 horas de descanso entre una jornada de trabajo y la siguiente. Para muchas tampoco existen los fines de semana ni los festivos, tienen que negociar sus vacaciones y hasta un permiso para ir al médico.

Por los derechos de estas trabajadoras lucha Rafaela Pimentel enfundada en una camiseta negra en la que podemos leer “Se acabó la esclavitud, también en el empleo doméstico”. Rafaela trabaja desde hace 21 años con la misma familia en Madrid, ella ha tenido suerte pero sabe que otras no tanto.

“Ahora me tengo que ir a trabajar casi ya. Pero si estoy aquí es porque mi empleadora desde el primer momento en el que he estado allí ha respetado mi trabajo, sabe que soy importante en este trabajo y yo también sé que ella es importante en esta relación” asegura Pimentel que llegó a España procedente de Santo Domingo en 1992.

Lo primero que pide es que este trabajo tenga la consideración social que merece como la labor importante y vital que es para quienes necesitan cuidados.

“Lo que estamos haciendo es importante e interesante, estamos sosteniendo muchas vidas. Entonces ¿por qué no podemos tener unas vacaciones? ¿A quien se le ocurre que puedes trabajar todo un mes entero sin días libres ni descanso, sin un lugar propio para vivir y lo más importante sin que se te respete?

La situación más precaria es la de las internas, las que más frecuentemente ven vulnerados sus derechos laborales y es una modalidad que según denuncian “se revitaliza” en España.

Rafaela Pimentel combina su trabajo con su labor en defensa de la mujer, es activista de Territorio Doméstico. Se expresa con una claridad meridiana y cuando termina insiste en que escuchemos una cumbia. En la canción un grupo de mujeres piden un trabajo digno, sonrisas y respeto para unas mujeres que llegan de lejos para cuidar de los nuestros.

Junto a organizaciones como el Servicio Jesuita a Migrantes y emulando a movimientos como el de las kellys que aglutinó a las camareras de piso en los hoteles, Pimentel asegura que también las empleadas del hogar son ya una piña.

Desde hace años luchan por depender del régimen general de los trabajadores, por que España ratifique el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajadores domésticos y por una modificación de la Ley de Extranjería que propicia que durante 3 años puedan ser víctimas de explotación. 

Piden en paralelo el desarrollo de una verdadera política pública de cuidados, con una dotación real de la Ley de Dependencia, para beneficiar a quienes los necesitan y no solo a quienes puedan pagarlos.

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