¿Por qué desaparecieron los termómetros de mercurio?
Varias generaciones recuerdan ese aparato de cristal con números terminado en punta metálica con el que nuestros padres nos tomaban la fiebre
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El termómetro de mercurio forma parte de los recuerdos y la nostalgia de más de uno. Todos deseábamos que se rompiera para poder jugar con las bolitas de mercurio que salían del tubo y que eran tan difíciles de atrapar. Pues precisamente por estas bolitas, en julio de 2007 el Parlamento Europeo prohibía su utilización y el 10 de abril de 2014 entraba en vigor la prohibición de vender cualquier dispositivo de medición con mercurio, al estar considerado peligroso para la salud pública.
El mercurio es una sustancia que se dispersa y permanece en los ecosistemas durante años, causando graves problemas de salud. El mercurio es tóxico y provoca graves problemas de salud, como daños cerebrales, neurológicos, renales y digestivos.
La peligrosidad de este tipo de termómetros residía en el mercurio que contenía, más concretamente en su vapor; un vapor tóxico que se podía inhalar, por eso cuando el mercurio se derrama hay que recogerlo inmediatamente antes de que haya otras consecuencias negativas.
Todos en el planeta estamos expuestos al mercurio ya sea a través de los alimentos que comemos, del aire que respiramos o incluso de los cosméticos que utilizamos, pero también es cierto que cada vez estamos más concienciados de sus riesgos, reduciendo por ejemplo el consumo de ciertos pescados que contienen este metal o prohibiendo elementos de uso cotidiano que lo contienen.
Este instrumento de medida de la temperatura, que fue creado en el año 1714 por un físico e ingeniero polaco llamado Daniel Gabriel Fahrenheit, ahora puede ser objeto de coleccionista ya que el Parlamento Europeo indultó a los termómetros de más de 50 años de antigüedad por considerarlos bienes culturales.
¿Qué tiene que ver el mercurio con 'Alicia en el País de las Maravillas'?
Curiosa la estrecha relación del mercurio con el extravagante personaje de Lewis Caroll, ya que en 1800 los sombrereros estaban expuestos durante horas al mercurio durante el proceso de fabricación de los fieltros de lanas. De ahí el comportamiento extraño del Sombrerero Loco del cuento de Alicia; es la descripción de la actitud de los fabricantes que se volvieron "locos" por el envenenamiento por este metal.
Ya no existen los termómetros de mercurio, pero tenemos los digitales, por infrarrojos, los de chupete o los de tira plástica para saber si la fiebre acecha.