Vacuna digital contra el COVID-19
Así llaman a las nuevas tecnologías que se utilizan para rastrear el virus, su contagio y frenar su transmisión
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Son herramientas tan conocidas ya como el Big Data, Geolocalización o Bluetooth. Están en marcha con enorme eficacia en China, Corea, Singapur o incluso Australia pero con distintos niveles de control y aplicación. Pero en Europa y generan muchas dudas por su intromisión en la privacidad, un derecho protegido por la ley. En España se ha abierto el debate.
Saber dónde y con quién has estado
Es pura inteligencia artificial. A través de los móviles se detecta qué dispositivos han estado en un rango determinado de distancia de una persona infectada y la zonas por las que ha pasado, por tanto conocer a quien has podido contagiar, avisarles y tratarles. Así se puede llegar a controlar la propagación de virus. Tiene otra dimensión y es la de la prevención de las necesidades sanitarias. En una región podría ser inmenso el cúmulo de datos aportados por los móviles y para eso está el Big Data, que estudia y gestiona los datos que se recogen de la infección del coronavirus, realiza cálculos y permite adelantarse en métodos de contención, qué recursos se pueden requerir y dónde.
El color de la cuarentena
En corea y China se instaló de manera automática y el control ha sido mayor, se ha utilizado para saber si la persona tiene libertad de movimientos o debe estar en cuarentena, y es un auténtico carnet sanitario pues refleja su situación en cuanto al Covid-19. El sistema emite códigos de colores dependiendo de la situación del individuo. Ahora que se ha decretado en España que quienes vengan a nuestro país deberán estar en cuarentena y se ha abierto el debate sobre quien los vigilará, en China se realizó mediante esta tecnología, y se sigue utilizando para la entrada a lugares públicos, medios de transporte etc.
Instalación voluntaria
La solución para Europa es que la herramienta se instale a través de una aplicación de manera voluntaria, no automática y que no utilice la geolocalización. La información estará encriptada y sólo tendrá acceso las autoridades sanitarias. Otro sistema es el intercambio de códigos anónimos entre los móviles de dos personas en un determinado rango de distancia, si una de ellas diese positivo, el sistema avisaría a aquellos con quienes se ha cruzado de que han estado cerca de una persona contagiada e incluso de las medidas que debe tomar. Pero todo está todavía en debate en Europa.