CÉSAR ALIERTA
César Alierta: El ocaso del que fuera uno de los ejecutivos más influyentes del siglo
Belén Molleda
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Belén Molleda
Fue uno de los ejecutivos más poderosos del país, se codeaba con los principales líderes mundiales y presidió durante 16 años una de las compañías más potentes del Ibex 35, Telefónica. Se trata de César Alieta, uno de los empresarios más peculiares que ha dado este país y que ha fallecido en Zaragoza con 78 años.
Directo y sin pelos en la lengua, lo que le propinaba cierto aire de aspereza, Alierta presidió Tabacalera durante cuatro años antes de hacer lo propio con Telefónica, una compañía en cuyo consejo de administración permaneció durante dos décadas y que catapultó hasta situarla entre las principales del mundo.
Fue relevado por quien fuera su delfín, José María Álvarez-Pallete, en el año 2016, y a partir de ese momento, como era de esperar, empezó a perder posiciones en el lugar privilegiado que ocupaba entre los del Ibex-35.
Continuó vinculado a la compañía como presidente de la Fundación Telefónica, con la que puso en marcha el proyecto Profuturo, una iniciativa con la que aspiraba a mejorar la educación digital de niños en países en vías de desarrollo y que presentó en la ONU. Permaneció en el cargo hasta 2022, cuando fue relevado de nuevo por Pallete.
Licenciado en Derecho, su trayectoria laboral despegó como analista financiero en el Banco Urquijo. En 1985 pasó a fundar su propia agencia de valores, Beta Capital, con la que adquirió cierto protagonismo en la sociedad española.
Años más tarde, en junio de 1996, pasó a formar parte del escuadrón de ejecutivos con los que el que entonces presidente del Gobierno José María Aznar privatizó las grandes compañías del país. En su caso, Tabacalera.
Presidió esta compañía, que fue fusionada con la francesa Seita, dando lugar a Altadis, hasta que en el año 2000 ocupó la presidencia de Telefónica, donde sustituyó en el cargo a Juan Villalonga, hombre elegido también por Aznar para privatizar la compañía.
El mayor borrón en su trayectoria se remonta a sus tiempos de Tabacalera, tras ser acusado de haber obtenido información privilegiada en la compra de acciones de esta compañía en 1997.
Fue juzgado en 2009 junto con su sobrino Luis Javier Placer por un tribunal de la Audiencia de Madrid, que estaba presidido por la jueza Manuela Carmena, después alcaldesa de Madrid. El tribunal le exculpó al considerar que había prescrito el delito, absolución que fue confirmada en 2010 por el Tribunal Supremo.
Aragonés hasta la médula, cursó un máster en Administración de Empresas en EE.UU, adonde fue enviado a estudiar en 1970 en una época en la que tan solo unos pocos jóvenes salían al extranjero.
Muy unido a sus cuatro hermanos (uno de ellos el exsenador del PP por Zaragoza y exdiputado del congreso por la UCD)- y también a sus sobrinos, Alierta estuvo vinculado durante 50 años a su esposa Ana Placer, con la que no tuvo hijos y que falleció en 2015 a causa de una enfermedad pulmonar.
Era la que le ponía los pies en el suelo, solía decir, y la que le acompañaba también en sus innumerables viajes.
Su fortuna fue valorada en más de 150 millones por la revista Forbes, que le colocó hace años en alguna de sus ediciones entre los hombres más ricos de Aragón.
En 2014, Alierta lideró a un grupo de empresarios aragoneses para salvar de la desaparición al Real Zaragoza azotado por las deudas. Su padre, Cesáreo Alierta, había sido presidente del club y también alcalde de la capital aragonesa en los años 60.
Poco partidario, o nada, de conceder entrevistas y celoso de su intimidad y de sus datos, Alierta no perdía la ocasión en su última etapa para criticar a compañías como Google o Facebook: "De mis datos no vive nadie", solía decir en sus intervenciones públicas mientras mostraba un Nokia de primera generación.
En sus últimos años, también saltó a las páginas del corazón, al vinculársele sentimentalmente con Isabel Sartorius, exnovia del entonces Príncipe Felipe.
Pasaba largas temporadas en Zaragoza, donde conservaba a sus amigos de la infancia, y también en el Pirineo, en Villanúa (Huesca), donde su familia regenta un hotel.
Alierta sufrió varias crisis cardíacas y en los últimos tiempos eran escasas sus apariciones públicas. Hace unos días ingresó un hospital de Zaragoza, donde este miércoles ha fallecido. EFECOM
bmc/jlm