Las ocasiones en las que un conflicto diplomático ha llegado al escenario de Eurovisión

La guerra en Ucrania es el último caso de confrontación democrática por la que ha tenido que tomar decisiones el certamen europeo

Eurovisión y política: dos términos inevitablemente unidos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha hecho que en multitud de eventos y competiciones el país ruso haya sido vetado. Uno de ellos es el caso del certamen de Eurovisión. Así lo reflejó en un comunicado la Unión Europea de Radiodifusión (UER, en inglés EBU), exponiendo que la expulsión se debe a una recomendación del “órgano rector del Festival de la Canción de Eurovisión y el Grupo de Referencia. Esta penalización se basa en las reglas del mismo evento y los propios valores de la UER. Por ello, han decidido suspender la membresía de los canales estatales rusos.

El propio escrito refleja también la preocupación de que, en vista de la crisis en Ucrania, la posibilidad de no descalificar al país ruso desacreditaría al Concurso. Según explican, están dedicados a proteger los valores. De hecho, las propias bases del concurso dicen que “serán motivo de rechazo y exclusión las canciones y candidaturas que utilicen lenguaje inapropiado u ofensivo, mensajes o gestos políticos o similares, o cualquier tipo de publicidad”.

Eurovisión y política: dos términos inevitablemente unidos

Coleos de disputas Ucrania-Rusia

El conflicto Rusia-Ucrania, basándose únicamente en Eurovisión, ya tuvo un amago de problema democrático en 2016. Ese año, el país ucraniano vencía con Jamala entonando “1944”. Una canción con contenido político e histórico en referencia a la expulsión de los tártaros de Crimea, territorio que en 2014 se anexionó el país ruso, tras haberse separado poco tiempo antes de la nación ucraniana.

Esa referencia territorial y que que no consiguiera vencer su interprete Sergey Lazarev al que la mayoría daba por ganador meses atrásM fue respondida por Rusia con una amenaza de veto de la edición siguiente 2017, que tendría, y tuvo lugar en Kiev. Cabe reseñar que unos meses antes había denunciado la canción desde Moscú a la UER sin tener éxito.

Sin embargo, el veto que a priori sería por parte de Rusia, terminó siendo desde Ucrania. Varios medios lo consideraron un “incidente democrático”. Lla cantante que iba a participar como representante rusa, Julia Samoilova, había ofrecido un concierto en Crimea en 2015 sin permiso de las autoridades de Kiev. Desde Ucrania se exige solicitar autorización y pasar al país crimeo a través de su frontera. Al no hacerlo de esa forma, se le prohibió la entrada, impidiéndole participar.

Un gesto que fue criticado entonces por la UER explicando que, aunque respetaban las leyes locales, consideraban que iban en contra del “espíritu del concurso y la noción de inclusión”. Dos características que, considera, están en el corazón de los valores del evento. Entonces, para Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en Moscú, el concurso de Eurovisión “adquiría tintes políticos” y que era una decisión “escandalosa, cínica e inhumana”. Un país que pasaba de ser criticado a ,este año, considerarse incluso líder de encuestas para la victoria del certamen por la simpatía que despierta.

Eurovisión y política: dos términos inevitablemente unidos

Bielorrusia un caso extremo

Por otro lado, no es la primera ocasión que un conflicto político impedía la participación de un país. Armenia tuvo que modificar su letra en 2015 por hacer alusión a un genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial. Un suceso histórico que no reconoció Turquía, el país al que se le acusaba.

Bielorrusia intentó presentarse en la edición de 2021 con un tema con varios mensajes en favor del gobierno de Aleksndr Lukashenko y en contra de la oposición y los movimientos por la democracia del país. Desde la organización se les dio una segunda opción cambiando la canción participante. Pero reincidieron en los temas de fondo de esa nueva melodía, siendo expulsado el país del certamen. Algo que, no obstante, fue aceptado de buen grado por el país bielorruso.

Estos y otros ejemplos hacen pensar que el certamen musical está muy enraizado la política y la diplomacia. El último, la disputa entre Ucrania y Rusia, impidiendo que la base del evento pueda llegarse a cabo. Que no es otra que la búsqueda de la unión y apego entre naciones participantes.