Así ha sido la actuación de Blas Cantó en Eurovisión 2021
El representante español tiró de vozarrón y sentimentalismo en su canción “Voy a quedarme”, dedicada a su abuela. Finalmente, obtuvo el puesto 24
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Y Blas Cantó cumplió su sueño de ir a Eurovisión. El artista murciano representó este sábado a España en la gran final del festival de 2021, celebrada en el Ahoy de Róterdam (Países Bajos). El intérprete alcanzaba así una meta marcada desde niño, cuando incluso se presentó para concurrir en el formato junior del concurso. Tras una pandemia, la cancelación del festival en 2020 e importantes pérdidas en su ámbito personal, Blas Cantó logró al fin subirse al escenario del certamen para cantar su balada “Voy a quedarme”. El resultado, sin embargo, no fue el esperado. El intérprete quedó en el puesto 24 de 26, con sólo seis puntos del jurado (cuatro de Reino Unido y dos de Bulgaria). El televoto no le dio ninguno.
En la actuación, Blas estuvo soberbio a nivel vocal pese a la dificultad técnica de la canción, con unos agudos finales ejecutados de forma solvente por el artista y una afinación muy correcta durante todo el tema. Algo difícil cuando, además de su complicación técnica, se une el derroche de emoción que Blas imprimió a su candidatura para el festival. “Voy a quedarme” nació al poco de fallecer el padre del representante español y se grabó cuando el murciano perdió a su abuela, una “segunda madre” para él. Y a ella, precisamente, está dedicada el tema. Con una atmósfera muy intimista, Blas tiró de sentimentalismo para transmitir la dureza de esa pérdida y la huella imborrable que ha dejado en su corazón.
La actuación de Blas tuvo, además, dos récords para la historia del festival. El inicio a capella durante 24 segundos es ya el más largo del certamen, al igual que la luna protagonista de su actuación se convirtió en el elemento escénico más grande jamás visto en el concurso: siete metros de diámetro. Más allá de la anédocta, España sorprendió por primera vez al haber sabido gestionar una escenografía cuidada y mimada al detalle, con una realización correcta llena de bellos planos y una iluminación muy trabajada.
El intérprete empezó a cantar sin música sumergido en la oscuridad, con apenas una luz blanca cenital iluminándolo y humo blanco en el suelo. Con el inicio de la música, el escenario cobró más luz y Blas parecía bailar entre estrellas mientras en el fondo se apreciaba una especie de eclipse solar y todo el escenario cobraba un tono azulado. A la conclusión de la segunda estrofa, la impactante luna se iluminaba de repente y acaparaba gran parte de la atención en la puesta en escena. En el final de la canción, Blas Cantó lució su gran voz con unos agudos de extrema dificultad mientras el fondo se tornaba anaranjado como una ventana a una galaxia expansiva. En los últimos segundos, el español miró a cámara y extendió su brazo para sentir al espectador más cerca. Su actuación fue correspondida con los aplausos de los 3.500 espectadores – un 20% del aforo total del Ahoy de Róterdam – que siguieron el show en directo.
Blas, muy elegante vestido completamente de negro con un pantalón de pinzas y una camisa , culminaba así un camino de casi dos años desde que fuera elegido internamente por TVE como representante de España. Un duro viaje trufado de decepciones e importantes pérdidas a los que ha sabido sobreponerse para cumplir el sueño de ese Chiqui Cantó que por las noches se imaginaba en el escenario del festival más importante del mundo.