DOCUMENTAL PUJOL

David Trueba examina luces y sombras del pujolismo en "La sagrada familia"

Magdalena Tsanis

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Magdalena Tsanis

Un "pura sangre" de la política y artífice de la Cataluña contemporánea, la figura "mítica" de Jordi Pujol se hundió el 25 de julio de 2014 cuando confesó poseer una fortuna no declarada en Andorra; con ese arranque, David Trueba y Jordi Ferrerons examinan su legado en la serie documental "La sagrada familia", que se estrena este jueves en HBO Max.

A lo largo de cuatro episodios de una hora, participan en el análisis casi medio centenar de personalidades del mundo de la política, el periodismo y la magistratura, entre ellos expresidentes como Felipe González y José María Aznar, uno de sus siete hijos, Josep Pujol Ferrusola, el que fue su mano derecha en la sombra Lluis Prenafeta o los fiscales José María Mena y Carlos Villarejo.

Más allá de la visión "parcial" e incluso "caricaturesca" que se ha podido tener fuera de Cataluña de quien fue president de la Generalitat durante 23 años (1980-2003), la serie muestra cómo se construyó esa figura y porqué concita tantas emociones entre los catalanes, según explica Trueba a Efe.

"A Pujol se le ha acusado de muchas cosas y siempre ha salido airoso, la confesión llega cuando ya está retirado, por eso para muchos resulta más traumático, se preguntan por qué lo hace, a quién quería proteger o si fue un error, y eso es algo que sigue en el aire", dice el escritor y cineasta madrileño.

El retrato de quien algunos de los entrevistados califican como "el padrone" de Cataluña es poliédrico y limitado a la información que se conoce hasta el momento, ya que el juicio contra a él y su familia por asociación ilícita, fraude a Hacienda, blanqueo y evasión de capitales, aun no tiene fecha fijada.

"Para mucha gente representaba un ideal de sociedad y se sintieron dolidos y defraudados (...) aunque luego también se ha visto que fue perseguido para perjudicar al procès", dice Trueba.

"También hay gente que se ha construido el relato de Pujol como santo y sagrado, y señalan que es su entorno el que deja mucho que desear, cada uno se hace su composición, pero quizá la conclusión es que la admiración ciega no es necesaria, puede ser valorativa y tener en cuenta que todas las personas cometen errores".

Ferrerons, productor y codirector, añade que en el caso de Pujol las esferas personal y familiar se confunden totalmente. "Identificó a Cataluña con él mismo y la gestión de Cataluña pasó a ser un asunto de familia, era tal la implicación que no sabes donde termina una cosa y empieza la otra".

El periodista catalán subraya que aunque Pujol ha sido un referente, el antipujolismo también ha existido "de toda la vida" y que en esa dinámica polarizada los matices se perdieron, hasta que la confesión de 2014 empezó a plantear dudas sobre quién era realmente el exlíder de CiU.

De todos los testimonios recabados, Trueba señala que el más delicado fue el de Josep Pujol Ferrusola, que considera clave para entender cómo se ha vivido desde dentro todo este proceso de auge y caída del clan.

"La vida de un político, y de uno como éste que es un pura sangre, es muy condicionante para los que están alrededor, la gente habla de la política con una especie de distancia higiénica pero no hay que olvidar que los que se dedican a ella padecen una enorme presión", apunta.

Cuando Ferrerons le propuso participar en el proyecto, Trueba estaba inmerso en la escritura de su novela "Queridos niños" (Anagrama, 2021) que retrataba la trastienda del mundo de la política, y por eso le interesó especialmente.

"Tendemos a enjuiciar a los políticos desde una crítica oportunista, ellos hacen el trabajo sucio y nosotros nos lavamos las manos, pero los que están en la valla de Melilla dando porrazos lo hacen en nombre tuyo y los que están en el parlamento insultándose lo hacen para seducirte a ti", señala.

Sobre el juicio al clan Pujol Ferrusola, Ferrerons recuerda que hay mucha incertidumbre. Marta Ferrusola fue excluida de la causa en mayo de 2021 por la demencia que padece y el estado de salud de Jordi Pujol, a sus 92 años, es delicado tras el ictus que sufrió en septiembre pasado.

"El sumario es muy complicado", advierte, "hay muchos factores que contaminan el proceso, quizá no va a tener una conclusión como la que nos gustaría, va a ser 'Pujol, caso abierto'".

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