El boicot en pleno directo a un corresponsal de TVE durante el Telediario que no todos han visto: "Alerta"

Uno de los periodistas del corresponsal de TVE, Diego Arizpeleta, ha vivido este miércoles una de sus conexiones más complicadas en toda su carrera periodística. Arizpeleta es uno de los corresponsales que tiene la cadena pública en Reino Unido, uno de los primeros países que ha comenzado a vacunar, y que en plena tercera ola es protagonista por las duras negociaciones que tiene con la Unión Europea para dar una salida consensuada al Reino Unido.

Solo comida a domicilio

El ministro británico de Sanidad, Matt Hancock, ha anunciado en las últimas horas que Londres, así como ciertas zonas de los condados de Essex (este de Inglaterra) y Hertfordshire (al norte de la capital), pasan al nivel máximo de restricciones. Esto ha provocado que este miércoles hayan cerrado bares y restaurantes salvo para entregas a domicilio.

Hasta el momento se han identificado más de mil casos de esta nueva variante, especialmente en el sur de Inglaterra, y las autoridades británicas ya lo han notificado a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con las nuevas medidas no podrá haber ningún tipo de reunión social bajo techo y que solo se permitirán encuentros entre gente de diferentes hogares en el exterior, y con un máximo de seis personas.

El momento incómodo del corresponsal

Arizpeleta ha arrancado el directo en primer plano. Una vez comienza el directo, comienza un ligero movimiento que no es en ningún momento seguido por la cámara que está con él. Este hecho ha provocado que la ausencia del periodista en imagen haya servido para que tres niños se hayan convertido en los verdaderos protagonistas.

En concreto, el plano lo ha ocupado una de ellas, quien se ha lucido ante los espectadores españoles dejando una de las imágenes más curiosas en el informativo de Ana Blanco. En concreto, todo arranca cuando una chica rubia a la izquierda de la imagen y comienza a bailar, primero de forma tranquila y justo cuando regresa Diego Arizpeleta, comienza su verdadero desparpajo. Acabada su obra, mientras el periodista trataba de informar ajeno a lo que estaba sucediendo detrás de él, ha saludado a cámara y a seguir con su camino.

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