MADRID

‘Brasero’ de La Palmosilla pone el argumento a una descafeinada Concurso en Las Ventas

La Concurso de Ganaderías que ponía fin al septiembre torista de Las Ventas deja escasos resultados artísticos.

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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La tablilla marcaba 576 kilos, pero al de Juan Luis Fraile que abrió plaza le entraba media tonelada más en su larga y alta anatomía. Sueltecito en el capote de Javier Castaño y tras dos puyazos en los que cumplió, llegó el sinsentido de la obligatoriedad de los cuatro palos para cambiar el tercio de banderillas. Un mal rato sufrieron Joao Diogo Ferreira y Mariano Ruiz en sus innumerables pasadas para dejar las frías. Después, el ‘graciliano’ se movió sin gracia y Castaño se puso para cubrir el expediente y liquidarlo de un estoconazo muy habilidoso tras previo pinchazo.

El cuarto fue un torazo de José Escolar que de salida ya mostró su brusquedad y aspereza en el capote de Castaño. No se entregó nunca el astado del hierro abulense, al que pasaportó el salmantino sin muchos miramientos y pasando además bastantes apuros con el descabello.

El de Bohórquez trajo unas hechuras muy murubeñas y firmó un tercio de varas de pujanza creciente, con un tercer puyazo y en el que se arrancó con alegría y recargó abajo. En el tercio de muleta su entrega fue menor. Se movió con cierta clase, aunque con cansina nobleza, algo que no ayudó a que el sitio y capacidad de Rubén Pinar llegase con más nitidez al tendido. Hubo naturales de muy buen trazo, especialmente en dos tandas al natural a pies juntos que tuvieron sabor y dimensión a partes iguales. Lo pasaportó de una gran estocada de la que salió el toro rodado. La ovación final aquilató lo realizado con justicia.

Pero para ovación cerrada y justa fue la que se llevó rumbo al desolladero “Brasero” de La Palmosilla que saltó en quinto lugar. Empujó y derribó en en el primer encuentro con el caballo que montaba Puchano, que se agarró en un buen tercer puyazo donde el toro se arrancó con transmisión y empujó abajo, si bien salió algo suelto del peto. Después fue una maquina de embestir por ambos pitones. Descolgando y humillando, moviéndose con codicia y templándote cuando más le obligaba Pinar. La faena del albaceteño navegó sin rumbo, en tandas demasiado ligeras en colocación y mando. Solo una en redondo tuvo la exigencia necesaria para reducir la embestida. Eso sí, con la espada lo vio de nuevo clarísimo y lo avío de un puñetazo letal en toda la yema.

El ‘santacoloma’ de Pallarés salió haciendo surcos con el hocico en cuanto Gómez del Pilar le presentó el capote. El ramillete de verónicas fue rotundo por la composición y el temple con el que toledano condujo las embestidas del toro. Bramó Las Ventas ante la conjunción entre toro y toreo tras las tres medias acinturadas y la larga a una mano con las que abrochó el saludo. Sin embargo todo se torció tras un desafortunado tercio de varas a cargo de José Manuel Sangüesa, que dejó al toro para el arrastre. Su calidad y bravura se vieron mermadas por un puyazo en muy mal sitio. Noé dejó después varios muletazos al ralentí, con el toro embistiendo a la mexicana. Sin embargo, aquí, en la Monumental madrileña, eso ni cala ni emociona. Una estocada arriba tumbó al toro. Saludó una ovación como recuerdo al toreo de capa.

El de Sobral que cerró la Concurso solo fue presencia y estampa. Precioso de capa y hechuras, manseó en varas y se movió sin estilo en la muleta de un Gómez del Pilar que abrevió, pero se atascó con la espada.

Madrid, domingo 25 de septiembre de 2022. Corrida Concurso. Casi un tercio (6.721 espectadores según la empresa)

Toros, por este orden, de: Juan Luis Fraile, bien presentado, de juego deslucido; Fermín Bohórquez, de buenas hechuras, con nobleza pero contado poder; Pallarés, en el tipo de su encaste, de gran calidad pero lastrado por su nula fortaleza; José Escolar, de gran trapío, manso con poder y peligro; La Palmosilla, bravo, encastado y con nobleza; Sobral, serio y de preciosa estampa pero descastado y vacío por dentro.

Javier Castaño, silencio y pitón.

Rubén Pinar, saludos y división.

Gómez del Pilar, saludos y silencio.