7ª FERIA DE SAN ISIDRO
Cuando la cantidad no es sinónimo de calidad
Corrida con opciones de Las Ramblas y un sobrero de José Cruz que no aprovechó la terna
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Fue feo hasta decir basta el primero de Las Ramblas. Sin perfiles y regordío. Un charolés de carne y no un toro de lidia. Pareció sacar cierta chispa en el primer tramo de la faena por el pitón derecho. Asifixiante la distancia con la que despedía David Mora la embestida del toro. Todo a una velocidad por encima de la que marca el mando. Así hasta que en una tanda a derechas, el diestro madrileño supo imprimir el ritmo que él demandaba. Lo mejor, la estocada letal con la que tumbó al toro. En el sitio.
Más altura de cruz tuvo El Segundo. Pasó como dormido por los primero tercios pero despertó cuando Juan del Álamo le presentó la muleta. Sin terminar de descolgar ni de entrarse por abajo. Pero con la emoción que da la movilidad. El salmantino supo cogerla la distancia y, sobre todo, la altura que pedía el toro del hierro albaceteño. Una tanda en redondo mediado el trasteo resultó la más lograda por la continuidad que imprimió Juan. Después al natural todo se embrolló más y el nivel anterior no terminó de retomarse. La ovación final recompensó el conjunto.
El tercero fue el animal que más subió la nota media en cuanto a trapío de la primera mitad del festejo. Un animal que tuvo su movilidad en todos los tercios pero al que José Garrido hilvanó una faena mecánica y monótona por ambos pitones. No dijo nada el extremeño, que confundió la cantidad con la calidad. Tampoco lo vio claro con la espada.
El cuarto salió sin querer ganas de pelea. Cuál buey asustadizo cuando le plantas cara. Así reaccionó cuando la cuadrilla de David Mora le presentó los engaños cuando salió de chiqueros. El palco, contraviniendo el reglamento, lo devolvió sin argumentos a los que agarrarse. El sobrero lució el hierro de José Cruz, un viejo conocido en los programas de mano desde que comenzó la temporada en Las Ventas. Un toro que tapaba su escasa anatomía por la cara. Sin embargo, el toro del hierro salmantino rompió a embestir con nobleza, ritmo y transmisión en el último tercio. David Mora lo aprovechó a ratos. El madrileño alternó momentos de más mando y ligazón con otros de más ligereza en el trazo. Al final quedó la sensación de que el toro tuvo más posibilidades que las que el torero le sacó. El mal uso del acero abortó cualquier posibilidad de premio tangible.
El quinto tuvo su seriedad y su cuajo. Éste fue otro animal de Las Ramblas con movilidad que no terminó de aprovechar Juan del Álamo. De nuevo hubo más cantidad que calidad en la faena de muleta del salmantino. El silencio final resumió la tarde del diestro charro.
Altón y de escaso remate saltó el sexto. Le tapaba su escasa anatomía los dos pitones astifinas que coronaban su testa. No terminó de rematar el toro ni Garrido acabó de estar a gusto con el toro. Con la tarde en una cuesta abajo irremediable, acabó de una forma intrascendente.
Madrid, lunes 14 de mayo de 2018. 7ª debería. Dos tercios largos de plaza.
Cinco toros de
, de desigual presentación. Con movilidad y opciones en el último tercio. Un sobrero (4º bis) de
, bien presentado y de buen juego.
David Mora, saludos y saludos.
Juan del Álamo, saludos y silencio.
José Garrido, silencio tras aviso y silencio.